Presente complejo si los hay… Y las preguntas llueven como granizo sobre el alma, y crecen como inmensos árboles de un día para otro. La incertidumbre del porvenir se respira en cada célula del organismo social y los desafíos proliferan como pruebas para el alma terrestre. Los medios de comunicación avanzan como máquinas de germinar miedo y la información merma desaforadamente en la atmósfera de nuestras vidas. Y una voz nos dice: “Alma humana, tú te encuentras ante el terror de un mundo que se apaga. Ven a encender el nuevo tiempo con los frutos que cultivamos juntos, con tu labrar y autoconocer, con tu quietud activa y con tu devoción atenta a las cosas que diste valor, con tu trabajo del día y el de la noche, con todo lo que cosechaste en el preciado campo que es tu vida.”
Sí, el caos prolifera también en la espesura de nuestros sueños. Pero también está en nuestras manos la siembra futura, y el futuro empieza siempre hoy y con cada semilla se convierte esto en aquello y aquello en esto, cada semilla que soltamos a la Tierra. Sí, somos nosotros quienes decidimos si seremos campo yermo que se apaga o campo fértil para el semillar.
Muchas son las voces que se levantan, muchas las visiones, muchos los sentires, mucha la variedad de datos multiformes que parecen estallar día a día cada vez en raudales más feroces. Por tanto mucho es lo que debemos trabajar interiormente para no ser abatidos por semejantes fuerzas. Mucha es la consciencia que se nos exige, mucha es la vigilia, mucha es la atención que nos reclama el momento. Y mucho también el esfuerzo que el alma debe hacer para, ante la realidad, conquistar la serenidad, la quietud activa, a fin de que el portentoso mar de calamidades no quiebre nuestra luz y que podamos encausarnos hacia los ideales luminosos que cada día sembramos en libertad.
Y no será cuestión de proclamar que nuestro presente no tiene ya “valores” porque, como bien afirmó Rudolf Steiner, no se trata de que hoy carezcamos de ideales, los tenemos – son muchísimos – pero son inoperantes. La tarea consiste tal vez en conquistar ideales que se vuelvan operantes en nuestro mundo, que sean realizables y no meras teorías y abstracciones pomposas.
Podría hoy más que nunca volver a decirnos Rudolf Steiner: “Estén atentos a lo que sucede y no dejen que los eventos les pasen inadvertidos”. (1) Recomendación que dio siempre y que con especial hincapié mencionaba en relación a las fuerzas subconscientes que, ante nuestras distracciones epocales, nos dominan difundiendo tres actitudes frente a lo espiritual: “el prejuicio, la ignorancia y el temor a la vida espiritual”. (2)
Estemos despiertos – lo más despiertos que podamos – para impedir que las sombras aniden en nuestros corazones y se hagan eco en nuestra voz. Permanezcamos despiertos para recibir los dones que toda crisis engendra y valerosamente sigamos construyendo el templo humano con una gran puerta abierta hacia la humanidad y el porvenir del mundo.
Equipo editorial Revista Numinous
- STEINER, Rudolf, Micael y el Dragón, Editorial Antroposófica, Buenos Aires, 2006.
- IDEM.