DESDE LA ENFERMERÍA A LA ANTROPOSOFÍA

Por Numinous Antroposofía

¿CÓMO RESPONDE LA ANTROPOSOFÍA A LOS CUIDADOS HUMANOS?

POR: MACCARENA JOOST

Hoy en día el paradigma del cuidado humano por parte de las enfermeras ha migrado desde una visión centralizada como una ciencia biomédica, basada en concepciones de enfermedad bajo un lenguaje medicalizado marcado por la tecnología hacia otro paradigma, el de la simultaneidad, ciencia de los seres unitarios observada de manera holística, es decir una ciencia humana

Me parece relevante mencionar a Jean Watson que escribe en su primer libro de Enfermería: The philosphy and science caring el 1979 (La filosofia y ciencia para los cuidados): “El objetivo de la enfermería consiste en facilitar la consecución por la persona de un mayor grado de armonía entre mente, cuerpo y alma, que engendre procesos de autoconocimiento, respeto a uno mismo, autocuración y autocuidados”. Watson sostiene que este objetivo se alcanza a través del proceso de asistencia de persona a persona y de las transacciones que dicho proceso genera. (1) 

“Las enfermeras tienen esa manera única e insaciable de cuidar de otros, lo que es una gran fortaleza y a la vez una debilidad.” Dr. Jean Watson

Se asume la clasificación en cuanto a la distribución de los modelos y teorías de enfermería en seis escuelas, a saber: escuelas de las necesidades, de la interacción, de los efectos deseados, de la promoción de salud, del ser humano unitario y del Caring (cuidado). (1) 

La teoría de Jean Watson pertenece a la Escuela del Caring. Las teóricas de esta escuela consideran que las enfermeras pueden mejorar la calidad de los cuidados a las personas si se abren a dimensiones tales como la espiritualidad y la cultura e integran los conocimientos vinculados a estas dimensiones. (1) 

“El cuidado es la ciencia de la enfermería.”

Dr. Jean Watson

Al centrarse en el cuidado e intentar responder cómo las enfermeras hacen lo que hacen, J.Watson se orienta hacia lo existencial, fenomenológico y espiritual, se inspira en la Metafísica, las Humanidades, el Arte y la Antropología. (1)

¿Qué es la enfermería antroposófica? ¿Cómo responde de forma holística?

Así es como la práctica de la Enfermería antroposófica contempla una forma de aplicar cuidados que se desarrolla a partir de una comprensión ampliada del ser humano que se reconoce organizado en cuatro cuerpos: físico, energético, psicoemocional y espiritual.

ENFERMERÍA ANTROPOSÓFICA

La Enfermería antroposófica es considerada una ampliación del estudio y de la práctica de la Enfermería convencional desde sus funciones asistencial, científica, docente y de investigación. (2)

Esta forma de aplicar cuidados comenzó a desarrollarse para dar soporte a la Medicina antroposófica desarrollada en los años 20 en Arlesheim, Suiza,  por Rudolf Steiner y la Dra. Ita Wegman. (2)

En 1924 un grupo de enfermeras de la clínica Ita Wegman (en Arlesheim, Suiza) tuvieron la necesidad de elaborar un programa para la formación de Enfermería basado en los fundamentos antroposóficos. Para ello pidieron asesoramiento a Rudolf Steiner e Ita Wegman, quienes dieron las directrices para la realización de dicho proyecto de formación para Enfermeras. (2)

Steiner (1861-1925), científico austríaco y filósofo, fue el precursor del movimiento antroposófico y participó en la fundación de la clínica Ita Wegman en 1921. (2)

Ita Wegman (Berlín, 1899)

El significado de la palabra “Antroposofía” deriva del griego anthropos (hombre) y sophia (conocimiento), un conocimiento humano logrado a través del autoconocimiento. (2)

La visión antroposófica de la enfermería permite desarrollar e incluir los aspectos físico, anímico, espiritual y biográfico tanto para la enfermera como para el paciente. La enfermera tiene una visión ampliada de la persona, y trabaja en función de la propia individualidad de cada uno. Cuando las enfermeras hablan de lo holístico en los cuidados de salud, incluyen lo concerniente a lo social, emocional y espiritual, así como las necesidades físicas y psicológicas. La enfermera antroposófica, a través del estudio individual y/o en grupo, de la  educación y desarrollo interior, acoge la intención y el conocimiento para ofrecer cuidados de enfermería holística. (2)

La práctica de la enfermería antroposófica se desarrolla a partir de esta renovada comprensión del ser humano, partiendo de la premisa de que cada persona tiene cuerpo, alma y espíritu, y considerándola como un ser con cuatro corporalidades que se entretejen por una esencia espiritual y una biografía que incluye su trayectoria de vida, enfermedades y crisis como parte de los procesos de desarrollo. (2)

Además de la formación académica oficial, esta enfermería se complementa con conocimientos sobre botánica, desarrollo interior, desarrollo humano, arte, investigación, así como el modelo médico y la práctica clínica antroposófica. Una variada gama de aplicaciones externas como son el tratamiento de heridas usando sustancias orgánicas puras y remedios naturales, compresas, envolturas, oleaciones rítmicas con pomadas y aceites (einreinbung – frotar) y cuidados desde la hidroterapia, forman parte de la ampliación de esta formación enfermera. (2)

La enfermera antroposófica trabaja profundizando en la comprensión de qué significa ser “humano”, buscando siempre la consciencia antes, durante y después de realizar un cuidado o tarea. La vida interior meditativa en la enfermería es la base de esta comprensión que sigue el enfoque dado por Rudolf Steiner. (2)

De enfermera a usuaria de la antroposofía

Tras pasar por un profunda crisis espiritual y anímica, me acerqué a la antroposofía, ya que respondía a mi filosofía de forma completa. Busqué y me animé a encontrar algún psicólogo que pudiese iluminarme y comprenderme de forma distinta a lo que ya había experimentado bajo la medicina biomédica tradicional.

Por supuesto que, como enfermera, comencé a realizar todo tipo de juicios desde el paradigma tradicional materialista, sin embargo ya desde los 12 años me había interesado por la metafísica. Estudié en escuelas cristianas pero siempre me provocó rechazo la autoridad, su jerarquización y el abuso de poder que observé en los dogmas sociales que me rodeaban, por lo que siempre estoy atenta a considerar lo ya estudiado; estos fueron los fundamentos de mi filosofía de vida pero aún no encontraba una filosofía o ciencia más desarrollada que me ayudara a comprender del todo ciertos aspectos que sentía en mí y percibía de mi entorno.

Desde muy pequeña me consideré una persona extremadamente sensible a todo, a los ambientes, a las personas y sus juicios o su violencia, sentía que cuando interactuaba con otros humanos percibía absolutamente todo y lo sentía en mi propio cuerpo, ya sea la alegría como la tristeza; se lo describí a mi psicólogo como si mi cuerpo fuese poroso, permeable al mundo que me rodeaba. Otra cosa que no comprendía era cómo ocurrió que había atraído repetidos infortunios que me violentaron, habían sido tan repetidos en cuanto a la forma que ya dudaba si yo los había provocado o era algo más. 

Sólo quien sabe por qué se siente como se siente puede manejar sus emociones, moderarlas y ordenarlas de manera consciente.

Mi psicólogo contestó mis dudas y las argumentó bajo los escritos de Rudolf Steiner, fue gráficamente muy esclarecedor y por lo mismo muy reconfortante, ya que me ayudaba a comprender mis pesares más allá del DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) y los criterios biomédicos que cuestionan los fenómenos desde la materia. Me comprendía como ser humano de forma holística y eso desde ahí ya era terapéutico.

Considero que es un importante aporte a la rehabilitación psicológica una mirada de las fuerzas internas, tanto demoníacas como celestiales, una explicación muy gráfica dentro del cristianismo y fácil para las personas de digerir, como conocimiento sobre los pesares que puede uno vivir en la vida. Lo considero terapéutico porque además te acerca a lo sagrado de la naturaleza y cómo obra de manera perfecta, dejando en tus manos una infinita posibilidad, que es abierta tan sólo con el uso del libre albedrío, la voluntad.

Durante la terapia farmacológica fue difícil acostumbrarme a tantos preparados distintos, que no se podían combinar sino que uno debe tomarse el tiempo tres veces al día. Entre gotas, glóbulos e inyectables conformaban mi terapia junto a una caminata diaria de veinte minutos. Con el paso del tiempo comencé a tener la sensación de ser más yo, más genuina, se comenzó a unificar quien era. Comencé a sentir que era como quizás dejé de ser a los 12 años de edad; estos cambios se pueden observar en cosas tangibles como  mi vestimenta y mi necesidad de consumir que, ya sea desde lo intelectual o lo material, volvían a parecerse a como yo era en ese entonces. Volvieron a mí las ganas de leer sobre metafísica, volví a sentirme atraída por los mundos suprasensibles y – ¿por qué no? – hasta volví a la enfermería con una visión y misión totalmente distinta a la que conocía.

Podría decirse que todas las experiencias vividas me las busqué, como mi familia atenta a enjuiciar, sin embargo estaba escrito en mi carta astral. Lo lindo es que, luego de este atasco, la vida me condujo al lugar que debía estar, me acercó a la ciencia y a la naturaleza, cómo de manera imperfecta obra de manera perfecta, cómo el caos se traduce luego en un orden superior. 

Otra cosa que comenzó a suceder es que ya no titubeo en defenderme y tampoco los ataques externos logran generar fluctuaciones en mi ser como antes; sin bien sigo percibiéndolas, las observo como un fenómeno y no me dejo influenciar. A la vez también intento canalizar, puede ser a la fortaleza que entregan los preparados que van desde sustancias vegetales como minerales, perfectamente combinadas, de acuerdo a lo que esta ciencia ha recogido del propio conocimiento que ya tenemos de nuestra naturaleza biológica.

Debo destacar el enorme aporte que la antroposofía entrega a los seres humanos, una alternativa viable para la recuperación de muchos pesares psicológicos, mucho más acorde a las necesidades humanas.

Cuando le describí a mi psicólogo esto de la sensación porosa, él me explicó que, si una persona durante su infancia se ve expuesta a violencia o abusos de cualquier índole, el efecto en el campo astral es que se perfora; al escuchar esto comprendí todo. 

Con una familia disfuncional, un apego ambivalente con la única figura de soporte, padres afectivamente no disponibles, sumado al trato hostil permanente normalizado en la familia, violencia psicológica y chantaje emocional, sumado a tan sólo un evento de violencia física en la temprana infancia, época tan frágil para un humano, fueron suficientes como para exponerme posteriormente a los abusos de depredadores emocionales, diversa índole de maltratos tanto en la esfera personal como profesional. 

Desde el punto de vista del neurodesarrollo, las experiencias traumáticas en la vida temprana tienen efectos en las estructuras más profundas del cerebro, que son responsables de las capacidades reguladoras básicas y que capacitan a la mente para responder posteriormente al estrés. El desarrollo del cerebro es un proceso “dependiente de la experiencia”. Las personas traumatizadas y que desarrollan el TEPT (trastorno de estrés postraumático) o niños que han sufrido de abusos o abandono carecerán de la experiencia de haber estado implicados en una “díada regulatoria” sana. Perderán la capacidad para regular eficazmente los estados emocionales, hecho que se manifestará como una hipersensibilidad para experimentar como amenazas existenciales las experiencias desagradables. La impotencia y la paralización impiden que la gente use sus hormonas del estrés para defenderse (defensa activa); esto desde el punto de vista orgánico. Esta misma sensación es la que me sucedía una y otra vez, viéndome incapaz de defenderme. (5)

Desde el punto biomédico, la neurociencia también describe este fenómeno. Aquellos niños que han sufrido situaciones de abandono y han carecido de tales estímulos, pueden presentar dificultades de aprendizaje y/o de comportamiento y síntomas de déficit de atención e hiperactividad como consecuencia de una desorganización neurológica, fruto de la privación experimentada en la primera infancia. No obstante, es posible la rehabilitación de las estructuras cerebrales escasamente desarrolladas gracias a la estimulación ofrecida por terapias basadas en la neuroplasticidad, con el fin de alcanzar una maduración cerebral adecuada. (3)

El desarrollo de una relación ayuda–confianza entre enfermera y paciente promueve y acepta la expresión de sentimientos positivos y negativos e implica congruencia, empatía, afecto no posesivo y una comunicación eficaz.

Finalmente me encuentro en un estado de confortabilidad tan alto que me agrada realizar prácticas vinculadas al desarrollo espiritual como el yoga y la meditación. Hoy en día son hábitos necesarios para el cultivo de mi persona. También me acerco a la antroposofía en la búsqueda de nuevos aprendizajes desde lo fitoterapéutico hasta lo espiritual que podrán en efecto nutrir mi profesión. La lectura y el avance en los conocimientos de los mundos suprasensibles también son parte de mis tareas actuales, según mi nueva perspectiva como enfermera que practica la medicina de forma holística.

El cultivo de la sensibilidad ante uno mismo y los demás es el tercer factor mencionado por Jean Watson: resulta vital para el personal de enfermería no fusionar emociones negativas de su vida privada o de trabajo con la atención de salud que le brinda al paciente. Para lograrlo es imprescindible que el personal adquiera la habilidad de evaluar y manejar sus reacciones emocionales identificando las maneras adecuadas de expresarlas. (4)

Solo quien sabe por qué se siente como se siente puede manejar sus emociones, moderarlas y ordenarlas de manera consciente. Las personas con adecuada conciencia emocional conocen sus valores, metas y se guían por ellos, han desarrollado la capacidad de comunicación, escucha y respeto por las creencias del otro. Lo anterior sustenta el cuarto factor de la teoría de Jean Watson, al incentivar el desarrollo de una relación de ayuda–confianza. El desarrollo de una relación ayuda–confianza entre enfermera y paciente promueve y acepta la expresión de sentimientos positivos y negativos e implica congruencia, empatía, afecto no posesivo y una comunicación eficaz. (4)

Jean Watson hace un señalamiento importante en su quinto factor cuando plantea: la enfermera debe estar preparada ante posibles sentimientos tanto positivos como negativos, y reconocer que la comprensión intelectual y emocional de una situación no tiene por qué coincidir. A lo que Jean Watson nos convoca es a comprender la mutua relación entre pensamientos, emociones y comportamiento. Advierte que compartir los sentimientos es una experiencia riesgosa tanto para el paciente como para la enfermera. (4)

Pienso que la Antroposofía ofrece una real respuesta a la hora de sanar la herida; comprende el fenómeno del daño en el campo etéreo y propone una solución efectiva. Pienso que una persona aplastada o atormentada por sus experiencias, que sufre un quiebre de su yo y por ende su personalidad, y/o sucumbe al deseo de no querer vivir esta realidad social, donde un sistema enajena a sus hombres y los arrastra a una realidad no instintiva, vinculada a una escalera de necesidades superfluas y recargada de neurosis por el niño herido que muchos llevan dentro, sumado al modelo educativo como otra fuente de estrés que se añade a la relación hostil con la infancia que el sistema jerárquico ha impuesto, todo esto que mencionamos muchas veces nos aleja de nuestra esencia, nos aleja de nuestro yo superior, el de nuestras potencialidades.

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La antroposofía te invita a vivir el fenómeno de las heridas emocionales a mi parecer de manera sencilla, ecológica, transpersonal y humana, el tratamiento te acerca a una versión más honesta de uno mismo, una cualidad muy perdida en la sociedad moderna y que el tratamiento farmacológico tradicional de cualquier pesar psicológico no repara del todo. 

Es hermoso cómo los escritos de una persona como Rudolf Steiner o Ita Wegman ponen a nuestra disposición todo el repertorio de conocimientos ya descubierto sobre nuestra propia naturaleza humana, nos entregan conocimiento que puede ser observado como la sincrónica perfección manifestada en nuestra naturaleza. Es esta misma naturaleza quien nos puede ayudar a reparar, a través de  sus preparados que consideran los campos vibracionales de cada elemento, los cuales contienen mezclas de minerales, animales y plantas. El campo en el que actúan estas fórmulas son tanto en el cuerpo físico como en el etéreo, por lo que finalmente conduce al fortalecimiento del yo.

Estamos acostumbrados a formas de cuidar basados en la racionalidad empírica y la tecnología médica que la refuerza. La Enfermería debe entender que ha seguido más a la ciencia médica y, por ende, a la enfermedad y al curar. Aunque seguiremos conviviendo con ellas, las enfermeras/os deben empezar a valorar los cuidados como algo mucho más apreciado que la complementariedad a la medicina, al otorgarle representación y visibilidad en la práctica, siendo así sus mismas practicantes y sus usuarios los beneficiados.

REFERENCIAS

  1. Izquierdo Machín, E. (2015). Enfermería: Teoría de Jean Watson y la inteligencia emocional, una visión humana. Revista Cubana De EnfermeríA, 31(3). Recuperado de http://www.revenfermeria.sld.cu/index.php/enf/article/view/686/131
  2. Recuperado el 27/05/2020 desde http://enfermeriaantroposofica.org/
  3. Fernández, Rosa & Sureda, A. & Luna, B. & Pásaro, Eduardo & Barca, Eduardo & Canals, J. & Torres – Pascual, Cristina & Borrajo, ME & Barcons, Natalia & Pasqual, Ignasi & Valls, R. & López, JR & Quintana, E. & Aguilar, M. (2014). Neuropsicología del abandono y del maltrato infantil.
  4. Urra M, Eugenia, Jana A, Alejandra, & García V, Marcela. (2011). Algunos aspectos esenciales  del pensamiento de Jean Watson y su teoría de cuidados transpersonales. Ciencia y enfermería17 (3), 11-22. https://dx.doi.org/10.4067/S0717-95532011000300002
  5. Mario C. Salvador. Conferencia El trauma en niños vulnerables. Explicación desde la neurociencia, PDF, recuperado el 26/06/2020 desde https://dixit.gencat.cat/web/.content/home/04recursos/03dixit_tv/01ressenyes/2017/23022017_conferencia_trauma_infants_vulnerables/presentacio_trauma_infants_vulnerables.pdf.

Sobre la autora

Maccarena Belén Joost Cárdenas, es licenciada en Enfermería, orientada hacia la práctica del cuidado desde la perspectiva antroposófica. Orgullosa patagona (Puerto Aisén, Chile) y creadora de la Fundación Instinto Sagrado, cuyos fines están destinados a la rehabilitación psicoemocional. Además, orfebre, autora de artículos de salud integral e instructora de Animal Flow. Intereses vinculados a la educación respetuosa, el autocuidado y la ecología, siempre con un prisma psicológico, social e inclusivo.

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