LOS MAESTROS ASCENDIDOS Y EL SER COMO ACTIVIDAD PRIMARIA DEL YO

Por Numinous Antroposofía

POR: ÓSCAR GONZÁLEZ PÉREZ

“América tuvo que ser descubierta para que el hombre pudiera acercarse a la tierra, volverse cada vez más materialista. Junto a este proceso normal por el cual el escenario de acción de la vida del hombre se extendió a América, encontramos otras fuerzas, los poderes ahrimánicos del “Gran Espíritu”, interviniendo nuevamente. Una influencia vino de América a Europa, y otra vino a impregnar América desde Asia. Por favor, no digan que he presentado el descubrimiento de América como un hecho ahrimánico. En realidad, he dicho todo lo contrario. He dicho que América tenía que ser descubierta y que todo este acontecimiento era necesario para el progreso del mundo”. – Rudolf Steiner “Impulsos internos de la evolución” Conferencia II (GA 171).

A lo largo de la historia de la filosofía, concretamente desde que Santo Tomás de Aquino hizo prevalecer el Ser sobre la Esencia, el Yo del ser humano ha sido desconectado de su Ser, es decir de su actividad. Ya en la Metafísica de Aristóteles se podía entrever el preludio de esta desconexión a través del concepto de “diferencia ontológica” entre el ser y los entes, como si en los individuos hubiera algo ajeno a ellos mismos y que por otro lado los superaba alejándolos siempre de la fuente de su propia actividad. El único reducto de la actividad del Yo, de su Ser, queda reducido a partir de Descartes al ámbito del pensamiento, lo cual, entre otras muchas cosas, transforma al yo en un objeto de contemplación de sí mismo a través de su actividad pensante. Rudolf Steiner recoge el testigo de esta manera de entender el yo a través de lo que él denomina “monismo del pensamiento”, un sistema dentro del cual el yo se reconoce como autoproducción de su propia actividad pensante, simultáneamente como artista y obra de arte que subsiste dentro de los límites lógicos que le permite el pensamiento y la imaginación.

Un Puente hacia la Libertad: Polaridad en el tránsito de la Teosofía a la Actividad del Yo Soy. Por Óscar González Pérez. En este video se realiza un trabajo complementario del artículo.

Dentro del ocultismo del siglo XIX se impuso la idea de incorporar a la mente racional inferior (manas inferior) del ser humano las verdades esotéricas y mágicas con el objetivo de transformar este manas inferior en una imagen del mental superior (manas superior, Cristo, o mente mayor) desde dentro de los límites lógicos que el pensamiento racional permitía. El objetivo era producir una élite de científicos, artistas, maestros, políticos, médicos, agricultores, filósofos, etc que fusionasen su actividad con el método ocultista para desde ahí hacer ciencia a imagen y semejanza ya no del método científico tradicional basado en los trabajos de Galileo Galilei y Newton, sino de los símbolos y verdades ocultas de la historia de las religiones, de la magia y del esoterismo. Como decía Aleister Crowley, el Iluminismo Científico consiste en usar los métodos de la ciencia y los objetivos de la religión mientras que la Ciencia Espiritual de Rudolf Steiner lo que busca es usar los métodos del ocultismo y los objetivos de la ciencia, en ambos casos odres nuevos para un vino viejo que por supuesto estaba destinado a malgastarse.

En el caso de la Thelema de Crowley la realidad espiritual cuya esencia debería de ser el corazón y el amor acaba siendo desplazada al ámbito de la voluntad de tal manera que el ocultista procede como el científico que encierra seres vivos y recrea circunstancias artificiales en un laboratorio para extraer de ellos leyes psicológicas desde las cuales servir a los objetivos técnicos y egoístas de su voluntad de poder. Por su parte Rudolf Steiner a través de la Antroposofía va a tratar de forjar una “metanoia”, una nueva mente en la que los contenidos del ocultismo no son tanto un reclamo para ser investigados sino una oportunidad para moldear en quien los investiga un nuevo tipo de actividad mental, una lógica por así decirlo de carácter trascendental u oculto, que tenga el poder de crear en los científicos, artistas, etc, un tipo de mente diferente a la que utilizan en la realidad cotidiana  con el objetivo de abstraerla de sí misma para rellenarla de contenidos de la imaginación y desde ahí eterizar el mundo, es decir, hacerlo coincidir con las formas mentales y sensoriales de quien lo observa. Entre estas dos tendencias se encuentra la Escuela Arcana de Alice Bailey y D.K el tibetano quienes directamente buscan saturar la mente racional inferior del discípulo con una serie de contenidos abstractos que cohabiten con la activad natural de ese manas inferior creando un gigantesco cuello de botella mental donde la sombra de una hoja es tomada por la hoja misma y lo peor de todo, donde la mente racional inferior se convierte en un fin en sí mismo que hace casi imposible todo intento de hacerla receptiva a la mente mayor o manas superior.

       "Por su parte Rudolf Steiner a través de la Antroposofía va a tratar de forjar una “metanoia”, una nueva mente en la que los contenidos del ocultismo no son tanto un reclamo para ser investigados sino una oportunidad para moldear en quien los investiga un nuevo tipo de actividad mental, una lógica por así decirlo de carácter trascendental u oculto"

En el caso de Rudolf Steiner y la Antroposofía la situación no es más halagüeña ya que por un lado el exceso de información en forma de temas, conferencias y ejercicios  provoca en la mente del estudiante el mismo cuello de botella que con las enseñanzas de Alice Bailey, mientras que en el mejor de los casos esta nueva mente que Rudolf Steiner busca producir en los antropósofos ya no tiene la función de recibir de los mundos superiores verdades nuevas que puedan fecundar su vida cotidiana, sino que su nueva función es la de producir verdades espirituales a la hechura de esta nueva mente que recordemos sigue ocupando el lugar del manas inferior aunque funcione de manera diferente a como los científicos tradicionales la utilizan. Con respecto a Crowley  reitero que su sistema de Iluminismo Científico respeta escrupulosamente el método científico pero a costa de utilizarlo en el lugar equivocado, el espíritu, cuya naturaleza poco tiene que ver ni con las frías paredes de un laboratorio, ni con los métodos experimentales utilizados para forzar a la naturaleza a revelar sus secretos. En los tres casos el contacto con el manas superior o mente mayor es suplantado por una mente que trata de asemejarse al manas superior pero desde las leyes y parámetros del manas inferior y que por lo tanto actúa como un simulacro incapaz de ser receptivo a nada superior a sí misma.

Por el camino el maestro ascendido Saint Germain, a quien en sus lecciones esotéricas Steiner señala como el regente junto con C. R de su actividad esotérica, señala a Max Heindel como el encargado de continuar la labor de Rudolf Steiner en Norte América. Asímismo el Morya, a quien Steiner señala como colaborador en otra de sus lecciones esotéricas, elige a Helena Roerich como continuadora de su trabajo a través del Agni Yoga. En el caso de Heindel se opta por un trabajo de síntesis a través de la obra “Concepto Rosacruz del Cosmos” que, plagio o no de las lecciones de Steiner, proporciona a la enseñanza una claridad, profundidad y sencillez que por primera vez hace posible el ideal de un contacto directo con los planos superiores de conciencia. Por su parte el Agni Yoga hace hincapié en centrar la atención de la mente racional sobre el corazón como medio para contactar con los planos superiores así como para recibir mensajes de la Jerarquía. En ambos casos el cuello de botella que hacía casi imposible al manas inferior ser receptivo al manas superior o ser crístico es disuelto a través de una concentración dirigida al corazón que funciona como receptor de contenidos espirituales y en el mejor de los casos hace posible por primera vez un contacto directo entre el discípulo y los Hermanos Mayores. Rudolf Steiner por su parte declara su independencia de cualquier fuente externa a su yo, a su pensamiento y a su actividad clarividente, y emprende un camino a través de la Antroposofía donde el contacto directo con los planos superiores es reemplazado por las conferencias y lecciones que él imparte por diferentes países de Europa es decir, por él mismo.

Alrededor de los años 30 en Estados Unidos surge desde dentro del impulso Teosófico, del Nuevo Pensamiento y de la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel la figura controvertida de Guy Ballard y su esposa Edna Ballard quienes pondrán en marcha por sugerencia del Maestro Ascendido Saint Germain la actividad del Yo Soy. Al margen de las críticas que se le pueden hacer a este movimiento (ningún movimiento está libre de crítica) lo importante es que el Yo es desplazado fuera del ámbito contemplativo de su propia actividad pensante y resituado dentro del plano del ser, concretamente en las esferas del sentimiento y de la voluntad. El Yo soy es reconocido como una individualización que el propio Ser ha llevado a cabo dentro de sí mismo de manera espontánea y por lo tanto libre. Este Yo soy verifica su realidad a través de tres actividades principales, la cualificación consciente de los pensamientos y los sentimientos mediante decretos y visualizaciones, la manifestación externa consciente de su mundo interno o precipitación, y finalmente la contemplación del Cristo etérico a través del proceso de la  Ascensión. Lo fundamental de este nuevo impulso es que el Yo deja de estar absorto en el mundo de los pensamientos y se fundamenta en su propia actividad interna y externa, en el mismo sentido que Fichte propone para su modelo de Yo. A partir de ahora el Yo se verifica cualificando no solo su mundo subjetivo sino también el ámbito externo que lo define y que pasa a ser una exteriorización de sus propias cualidades internas.

En el caso de la Antroposofía de Steiner el proyecto consistía en producir dentro de los planos inferiores una mente nueva opuesta a la habitual desde la cual transformar o al menos equilibrar las condiciones luciféricas y ahrimánicas sobre las que se sostiene el mundo externo. En el caso de la actividad del Yo Soy ésta se funda sobre el presupuesto de que el mundo externo es un producto del interno y por lo tanto de lo que se trata es de cualificarlo positivamente lo cual solo es posible aceptándolo como lo que somos para luego elevarlo elevándonos. Los estados externos e internos no son cualificados desde fuera de ellos mismos, por muy negativos que parezcan, sino desde dentro de ellos y de nosotros mismos ya que son un reflejo de lo que somos y por lo tanto es inútil fingir a través de una nueva mente superior a la cotidiana que somos algo diferente al mundo que nos rodea.  Cualificar consiste en disolver las condiciones negativas de los sucesos que nos envuelven interiorizándolas como una exteriorización de nuestro ser interno para darles la vuelta haciéndolas positivas pues ese es su estado original, nuestro estado original y el estado original del Ser, puro Bien. A través de decretos donde el mantra sanscrito AHAM (I AM-YO SOY) introduce una afirmación como por ejemplo “I AM/Yo Soy la resurrección y la vida” el mundo externo es reconducido a las condiciones originales de su actividad creadora como la  abundancia, la salud, la paz, la belleza, o la armonía. Otra de las actividades del Yo soy es la del uso de la imaginación a través de la  visualización de los colores de los 7 rayos a través de llamas que envuelven a quien las invoca. El objetivo de esto es acompañar la exteriorización del pensamiento a través de la palabra para impulsarlo con la imaginación repolarizando así  las circunstancias desde su poso interno, subatómico o de indeterminación cuántica. La realidad por lo tanto no es transformada sino cualificada o en el mejor de los casos precipitada ya que se asume que el lenguaje de la vida es el que es y por lo tanto nuestra función no es producir una vida superior en competencia con la vida misma, sino aumentar los aspectos positivos de todas sus expresiones prestándoles nuestra atención para potenciarlos. La llama violeta, por poner un ejemplo, es el instrumento a través del cual el Maestro Ascendido Saint Germain, avatar de la era de Acuario, disuelve en quien la invoca todo lo negativo que lo envuelve para liberar en él y alrededor de él la esencia positiva que late siempre en el corazón de lo real. Es muy importante resaltar que las cualidades decretadas no son algo externo o ajeno al Yo Soy de quien las decreta pues son la expresión de algo que ya es en tanto que es. Yo Soy el que Soy es ya abundancia pues al estar pleno de sí mismo  nada le falta. Nuestra función como individualizaciones de ese Yo Soy el que Soy es la de manifestar esa abundancia que ya poseemos, esa paz que da saber que ya lo somos todo, ese amor que tenemos al sentir la plenitud que ya somos, en definitiva ese poder de ser lo que somos que ahora debe ser exteriorizado a través de la manifestación y de la precipitación. Yo soy Eso (Tat twan asi, como reza el verso 6.8.7 del Upanishad Chandogya) y nuestra función ahora es hacerlo patente, en primer lugar a través de un testimonio de Unidad que selle esa relación entre nuestro Yo Soy y el Yo Soy universal. El modelo para este testimonio de Unidad es el siguiente : “Yo testifico que no hay más protagonistas de la… (cualidad o rayo que por encima de todos los demás define con más intensidad nuestro sentimiento y nuestro deseo)…excepto  la…(cualidad) misma. Yo testifico que Yo Soy la (cualidad) en mí”. Un ejemplo real con la cualidad del Amor, centrándonos en el corazón sentimos que está unido por un hilo blanco que atraviesa nuestro cráneo al corazón del Sol y testificamos de esta manera “Yo testifico que no hay más protagonistas del Amor excepto el Amor mismo. Yo testifico que Yo soy el Amor en mí”. En este caso sellamos un pacto con el Chohan del rayo Rosa, el rayo del amor representado por la Maestra Ascendida la Dama Nada, y nos comprometemos a servir de canales para su expresión a través de todas nuestras actividades. Lo mismo podemos hacer para cada uno de los Chohanes o señores de los 7 rayos, aunque generalmente hay una cualidad por encima de todas las demás que define nuestro sentir de manera más sincera.

En el caso de quien desde mi punto de vista representa la máxima expresión no tanto del movimiento de la actividad del Yo soy, pues no pertenece a él,  sino del Nuevo Pensamiento del que se nutre esa actividad, Neville Goddard, este nuevo impulso tiene muchas semejanzas con el Vedanta Advaita, el no dualismo pero no circunscrito al ámbito del pensamiento (creando así un dualismo semejante al cartesiano entre res cogitans y res extensa) sino extendido al del sentimiento y la voluntad. Del monismo del pensamiento de Rudolf Steiner hemos pasado a un monismo del ser donde todo redunda sobre sí mismo evitando así la tentación dogmática y autoritaria que el pensamiento tiene cuando trata de entenderse y de entender el sentimiento o la voluntad, reduciéndolos casi siempre a meras extensiones conceptuales de sí mismo. La necesidad que vislumbra Rudolf Steiner de una evolución no cefálica dentro de la humanidad pasa por lo tanto en estos momentos por fusionar la grandiosa Antroposofía, la reina del ocultismo, con la chatarra esotérica como diría Rimbaud de la actividad del Yo soy y de los Maestros Ascendidos.

En este año 2024 en donde se celebra la refundación de la Sociedad Antroposófica en el Congreso de Navidad, yo quiero proponer una refundación real de la Antroposofía de la mano de la actividad del Yo soy y del Maestro Ascendido Saint Germain, avatar de la era de Acuario.  Saint Germain abandera la causa de la libertad  la cual es la esencia de eso que llamamos Antroposofía y por lo tanto no hay contradicción en los objetivos de ambos. En otro artículo será necesario aclarar en profundidad en qué consiste la realidad interna de un Maestro Ascendido, su psicología, pero por el momento apuntaré simplemente la función que Rudolf Steiner le otorga a los Maestros en el contexto de su propia enseñanza. De acuerdo a las lecciones esotéricas recogidas por algunos de sus  estudiantes e impartidas por Rudolf Steiner entre 1904 y 1909 estas son algunas de las ideas que manifestó acerca de los Maestros Ascendidos:

  1. “…Una anotación acerca de que los Maestros están hablando a través del Dr. Steiner, él dice que su función no es otra que la de expresar los pensamientos de los Maestros”
  2. “…Ahora el Maestro Morya hablará. Los Maestros pueden ser vistos por nosotros como ideales. Ellos han realizado en sí mismos lo que nosotros todavía debemos alcanzar”.

Es importante destacar que estas enseñanzas eran impartidas por Steiner antes de que decidiera independizarse no solo de la Teosofía sino de cualquier influencia externa a su propia personalidad  lo cual nos obliga a elegir entre dos posibles Antroposofías, la que pudo ser o la que fue. Mi apuesta no es por refundar la Antroposofía sino por resucitarla enfocándola bajo la dirección de los Maestros Ascendidos ya que, parafraseando a San Pablo, “Si Cristo no hubiera resucitado vana sería nuestra fe”, es decir, si no existen individuos auto-realizados en planos superiores de conciencia que personalicen aquellas cualidades positivas que buscamos en la Antroposofía ésta no deja de ser una simple “fantasía ética”, un cuento de hadas más o menos complejo que debe ser transformado en algo más ligero, más alegre, más tolerante, y por supuesto más libre y humano. Mi propuesta para refundar la Antroposofía en el año 2024 es que tenga la humildad de reconocer la necesidad de entrar en contacto con los seres reales, no fantásticos, que supuestamente han inspirado algunas de sus enseñanzas, los Maestros Ascendidos. El primer paso es entrar en contacto y colaboración con los grupos relacionados con la actividad del Yo Soy como la Metafísica de Conny Méndez ahora llevada a cabo por Rubén Cedeño por toda Latinoamérica o la Ascended Masters Foundation para que todos los impulsos se integren o al menos se potencien con lo positivo que cada uno de ellos posee. El segundo paso es priorizar el ejemplo de las personas sobre las enseñanzas esotéricas que se enseñan de tal manera que si hay que elegir entre lo que dijo Rudolf Steiner y lo que un antropósofo del siglo XXI propone a través de una actividad se optará por lo que está vivo no  por el cadáver de la Tradición. El tercer paso es crear un foco compartido entre los antropósofos y los no antropósofos para que los Maestros Ascendidos entren en contacto a gran escala con miembros de la Sociedad Antroposófica y de otras organizaciones  esotéricas para redirigirlas de acuerdo a las necesidades del momento y de las personas que lo habitan y no de un Sanedrín de supuestos sabios que pueden repetir todo lo que Rudolf Steiner ha dicho acerca del cuerpo astral o del etérico pero que son incapaces de arrodillarse ante una rosa y regalarle su aliento, su humedad, su calor y su silencio.

SOBRE EL AUTOR

Óscar González Pérez es autor de los libros “Alois Mailänder y Rudolf Steiner: del Alma al Pensamiento” de editorial Matrioska y “Las fuentes filosóficas de la Antroposofía. Rudolf Steiner y la corriente Mikaélica” de editorial Kaicron. Se doctoró en filosofía por la Universidad de Barcelona con una tesis titulada “Bipolaridad y libertad en la filosofía de Rudolf Steiner”. Formado en Pedagogía Waldorf, es profesor de filosofía en un instituto de educación secundaria y es licenciado en Filosofía por la Universidad de Santiago de Compostela. Desde el 2022 creó y coordina la Taberna de Rudolf Steiner, un espacio de libertad dedicado a exponer la Ciencia del Espíritu del filósofo Rudolf Steiner.

Las opiniones expresadas son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan necesariamente el punto de vista de Revista Numinous.

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