LA ORIGINACIÓN DEPENDIENTE DESDE EL PUNTO DE VISTA ANTROPOSÓFICO
POR: ÓSCAR GONZÁLEZ PÉREZ
El Sol no es el origen de los planetas sino el producto integrado de la actividad espiritual de cada uno de ellos. Esta frase enigmática del filósofo Rudolf Steiner sirve de ocasión para fundir el budismo con la antroposofía. Si bien Sunyata se suele traducir como vacío, en realidad significa que la esencia de algo o de alguien no es engendrada por sí misma sino por la familia de circunstancias que han coincidido a su alrededor…cada una de las cuales a su vez ha sido tejida por las situaciones que han coincidido alrededor de su propio tejer, en un fractal infinito.
‘Imagen: El Buda Dhyani Akshobhya’, thangka tibetano, finales del siglo XIII, adhesión al Museo de Arte de Honolulu 6191.1. El fondo consta de múltiples imágenes de los Cinco Budas Dhyani. Autor desconocido.
Si bien son los planetas quienes producen el Sol, es el Sol quien los ilumina con la Luz que desprende hacia el espacio. El Sol, como protagonista del Sistema Solar, es la imagen sideral del Yo del ser humano, y como él, la misión del Yo es la de iluminar con la Luz de su conciencia y el calor de su alma todo aquello que le llega desde el mundo que lo circunda en el Mandala Cósmico. Sin embargo, sin la actividad contradictoria e invisible de los planetas, no sería posible que el Sol, ni el Yo, pudieran brillar como les corresponde. Descubrir nuestro Yo implica transformarlo en un foco que tenga la voluntad de integrar dentro del Campo de Acción de su sentir todas las circunstancias que lo han hecho posible para reunirlas a través de conceptos claros que puedan iluminar su razón de ser. Un ser que como el nuestro, es esencialmente vacío, o quizás lleno, si lo miramos desde otro punto de vista, ya que a más vacío más espacio, y el espacio vacío no es otra cosa que un reclamo para llenarlo con amor.
Esto nos lleva a la Bodhichitta del budismo tibetano, una mente que al experimentar lo que le rodea como la fuente de su propia actividad decide comprenderse como un espacio vacío, desde donde calentar con el sentir e iluminar con el pensar el sufrimiento cíclico de los errantes.
Desde esa perspectiva podemos entender mejor otra frase enigmática de los evangelios gnósticos y del Corán, “Cristo no fue crucificado sino que eso fue lo que les pareció a ellos”. Efectivamente, la Cruz, el Crucificado y aquellos que colaboraron en su crucifixión forman parte de una Originación Dependiente, en la que Cristo no estaba presente, más que en apariencia.
Por supuesto, alguien sufrió, alguien clavó la lanza en su costado, y alguien se burló de lo que sucedía, pero sin la colaboración de todos no habría sido posible ni Cristo, ni el acto colectivo de su Crucifixión. Por eso Cristo es la integración consciente de las circunstancias más contradictorias posibles alrededor de un Yo. Pero Cristo no estaba allí…eso fue lo que les pareció a ellos, porqué quien estaba en la Cruz no sólo sabía que era un Hijo de su Originación Dependiente, sino que a pesar de todo nadie había participado en su crucifixión, ni nadie había sido crucificado…
…y esa fue la Luz de la Bodhichitta de Isa “al Massiah”, Jesús de Nazareth, el mejor producto consciente de las peores circunstancias posibles.
SOBRE EL AUTOR
Óscar González Pérez es autor de los libros “Alois Mailänder y Rudolf Steiner: del Alma al Pensamiento” de editorial Matrioska y “Las fuentes filosóficas de la Antroposofía. Rudolf Steiner y la corriente Mikaélica” de editorial Kaicron. Se doctoró en filosofía por la Universidad de Barcelona con una tesis titulada “Bipolaridad y libertad en la filosofía de Rudolf Steiner”. Formado en Pedagogía Waldorf, es profesor de filosofía en un instituto de educación secundaria y es licenciado en Filosofía por la Universidad de Santiago de Compostela. Desde el 2022 creó y coordina la Taberna de Rudolf Steiner, un espacio de libertad dedicado a exponer la Ciencia del Espíritu del filósofo Rudolf Steiner.
Imagen de portada: Buda Maitreya, Gompa de Thiksey o Monasterio de Thiksey
Autor: desconocido