POR: RICARDO A. DORR
INTRODUCCIÓN
Es indudable la importancia que se da a los ritmos en la pedagogía Waldorf. Para las diferentes actividades escolares se tiene en cuenta el ritmo del día (con alternancia entre las actividades de expansión y las de concentración); también el ritmo semanal (ya que cada día de la semana tiene una calidad diferente); el ritmo estacional (con su celebración de las fiestas estacionales) y el ritmo anual (1). En todos los ritmos nombrados está involucrado el factor tiempo; hay una sucesión, una alternancia y una repetición periódica de acontecimientos en un intervalo temporal. Espontáneamente relacionamos el término ritmo con la música, con la danza o con la euritmia (que etimológicamente significa ritmo armonioso), pero el término remite también a otras asociaciones no temporales, y es utilizado en diferentes contextos. Por ejemplo, encontramos ritmos en la poesía, en obras de las artes plásticas o en las construcciones arquitectónicas, y en ellas no contemplamos el factor tiempo. Aquí el concepto de ritmo incluye distribuciones u organizaciones repetidas de elementos en el espacio. Algo en nuestro ser permanentemente percibe, reconoce y decodifica ritmos propios o a nuestro alrededor, los sigue pero también los modifica y los crea. Entre los más estudiados por los científicos están los notables ritmos temporales intrínsecos de la Naturaleza. Sobran los ejemplos de estos ritmos: el recorrido de nuestro planeta alrededor del Sol y el consiguiente ritmo de las estaciones del año; el ciclo lunar y su influencia en el ritmo de las mareas; las épocas de lluvia o sequía. Algunos ritmos naturales necesitaron de la invención de sofisticados instrumentos de medición para ser percibidos. Un interesante ejemplo se manifiesta en la actual definición de segundo, que es “la duración de 9.92.63.0 oscilaciones de la radiación emitida en la transición entre los dos niveles hiperfinos del estado fundamental del isótopo 33 del átomo de cesio, a una temperatura de 0 ºK” (2) . Esta llamativa definición de lo que es un segundo nos pone frente a un ritmo natural intrínseco de 9.92.63.0 de oscilaciones en un segundo.
LOS RITMOS BIOLÓGICOS
De los muchos ritmos que encontramos en la Naturaleza nos centraremos para este artículo en ritmos temporales que corresponden al campo de lo biológico, y que son estudiados por los especialistas en cronobiología. Todos los seres vivos (hasta que no se pruebe lo contrario, porque entre la enorme diversidad de seres vivos que estudia la Biología suele haber excepciones a la regla general) se encuentran relacionados con modificaciones ambientales periódicas, como las producidas por la ya mencionada traslación del planeta alrededor del Sol o el de la rotación de la Tierra sobre su eje. A lo largo de la historia evolutiva surgieron en los seres vivos patrones regulares debidos a esta interacción con su medio ambiente, a los que se denominaron ritmos biológicos, y que el ser humano comparte. La cronobiología –disciplina relativamente reciente– estudia tanto el origen como las características de estos ritmos, y también sus implicancias. Desde un punto de vista centrado en lo humano el estudio de estos ritmos cobró gran interés por su relación con eventos tradicionalmente estudiados en especialidades como la endocrinología, la neurociencia, la ciencia del sueño y la farmacología. Para una visión global recomendamos la lectura de la obra La organización rítmica del ser humano. Una investigación cronobiológica. Su autor, Bernd Rosslenbroich, acerca al ámbito educativo conocimientos sobre ritmos humanos obtenidos desde las ciencias naturales (3).
Adentrándonos en la descripción de los ritmos biológicos señalaremos que existe una clasificación que toma como referencia la duración de un día. Es así que se diferencia entre tres tipos de ritmos: infradianos, ultradianos y circadianos.
En los ritmos infradianos el evento que se repite periódicamente ocurre menos de una vez por día. Algunos siguen las variaciones de las fases lunares o el movimiento de traslación terrestre. La hibernación en algunos animales, la floración en plantas y el ciclo menstrual en las mujeres (de aproximadamente 2 días) pueden presentarse como ejemplos.
En cambio, los ritmos ultradianos refieren a eventos que ocurren varias veces en un período igual o menor a 20 horas. En nuestro cuerpo pertenecen a este grupo la ventilación pulmonar, la dilatación de las narinas (con un ritmo de aproximadamente un suceso cada cuatro o cinco segundos), el ritmo cardíaco (aproximadamente un suceso por segundo), o las ondas detectadas en un encefalograma (en el rango de un suceso cada décima de segundo).
En tercer lugar mencionaremos a los que nos referiremos especialmente en este artículo: los ritmos circadianos. El nombre hace referencia a que su período es cercano a las 24 horas (circadiano, cerca de un día), pero la clasificación incluye los ritmos cuyo valor periódico es de entre 20 y 2 horas.
Uno de estos ritmos es el de vigilia/sueño, donde una persona adulta está despierta aproximadamente 6 horas continuas y duerme las restantes . Durante las horas de vigilia, las funciones físicas son más activas que durante el sueño, cuando las actividades musculares voluntarias disminuyen casi por completo. Durante el sueño también se reducen la tasa metabólica, el ritmo respiratorio, la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la actividad del sistema urinario.
LOS RELOJES BIOLÓGICOS
Diversos estudios demostraron que los ritmos circadianos son endógenos, pero que establecen una relación con ciclos externos. Que sean endógenos se refiere a que tenemos relojes internos que, aislados de cambios ambientales, presentan un período de alrededor de 24 horas. Sin embargo, alargan o acortan su valor de período para igualarlo al del ciclo ambiental. La fundamentación de la existencia de relojes internos se basa en investigaciones que identificaron genes relacionados a este ritmo en humanos y otros seres vivos. Hay pequeñas variantes de los genes-reloj entre individuos (lo que se conoce como polimorfismo en una población), y por ende diferentes manifestaciones en la relación genoma-ambiente (fenotipos) en las preferencias horarias (conocidas como cronotipos). Al cambio cíclico del ambiente que es capaz de sincronizar un ritmo endógeno como el circadiano se lo denomina “sincronizador” (o Zeitgeber, por el término utilizado en alemán). El principal factor externo sincronizador de los relojes es la luz.
EL NÚCLEO SUPRAQUIASMÁTICO Y LA GLÁNDULA PINEAL
Un tipo de células fotosensibles de la retina, distintas a las de la visión, detectan las condiciones de luz ambiental y envían una señal a través de caminos nerviosos hasta un grupo de neuronas de la parte media del hipotálamo denominado núcleo supraquiasmático. El núcleo supraquiasmático es considerado como el principal marcapasos de los diferentes lugares del organismo con ritmo circadiano. El núcleo indica a la glándula pineal si debe o no fabricar una hormona llamada melatonina. La pineal es una pequeña glándula ubicada cerca del centro del cerebro, entre sus dos hemisferios, que tiene forma de cono de pino (de ahí su nombre). La melatonina que ella fabrica es un agente que ajusta los relojes circadianos y actúa como inductora del sueño. La fabricación de melatonina es estimulada por la oscuridad: su concentración en el plasma sanguíneo aumenta a medida que va oscureciendo, hasta llegar al máximo en medio de la noche. En cambio, cuando hay luz en el ambiente, la glándula disminuye la producción de melatonina (4) (Figura 1).
El ritmo circadiano de la vigilia y el sueño es uno de los más explícitos en nuestro organismo, pero implica más que la sola actividad como marcapasos del núcleo supraquiasmático. El sueño es un estado de gran complejidad que surge de la interacción funcional de múltiples regiones del cerebro, de las vías de neurotransmisores y de hormonas, ninguna de las cuales tiene la exclusividad para la generación de sueño. El ciclo vigilia/sueño surge de la interacción de los ritmos circadianos endógenos con un ciclo llamado homeostático, que aumenta la presión para ir a dormir con el aumento de tiempo en que permanecemos despiertos, y disipa esta presión al aumentar el tiempo que se duerme (5).
CRONOTIPOS
Con respecto a la sincronización de los relojes endógenos con el ciclo día-noche, como existen distintos cronotipos puede observarse que algunos individuos sincronizan tarde (cronotipo conocido como búho) y otros temprano (cronotipo alondra), aunque la mayoría de los humanos lo hacen entre ambos. Además los ritmos circadianos pueden sufrir alteraciones por factores endógenos (como el envejecimiento o algunas enfermedades) y también por factores exógenos. Entre estos últimos mencionamos los horarios de trabajo, la luz brillante artificial (no la fluorescente de hogares y lugares de trabajo) o los viajes en avión entre continentes; en las ciudades modernas, en un mundo tecnificado, estímulos de variada índole predisponen a ir a acostarse más tarde. De todo lo mencionado podemos deducir que el mecanismo de acomodación a las horas de luz y a las de oscuridad es complejo, y que es difícil que todos los seres humanos mantengan el mismo ritmo sueño/vigilia.
RITMOS CIRCADIANOS EN EL TERCER SEPTENIO
El pico de producción de la melatonina durante la noche no se da a la misma hora en todas las edades. Durante la adolescencia la necesidad de sueño aparece más tarde a la noche, por lo que hay un retraso en la hora de acostarse y levantarse. Se postula que el ritmo de vigilia/sueño tiene en los adolescentes un período mayor a 2 horas. Una de las causas de este retraso circadiano es que no hay una rutina para la reiteración de los sincronizadores externos, generalmente por la adopción de normas sociales novedosas (por ejemplo retrasar varias horas los horarios de acostarse) y horario de sueño irregular (6). La tendencia de los adolescentes es el de cronotipo búho, con las implicancias en la hora socialmente aceptada para despertarse, en el rendimiento matinal y en una tendencia a las actividades nocturnas. En un interesante estudio publicado en 2009 se demuestra que el retraso de fase en los adolescentes humanos no es exclusivo: es un fenómeno compartido con otros mamíferos como macacos y varios roedores (7).
PREGUNTAS QUE SURGEN
En la interesante página de “Médicos escolares orientados en la Antroposofía” puede encontrarse material que reflexiona acerca de qué es el sueño según la visión de Rudolf Steiner (8), y la importancia del ritmo “estar despierto/estar dormido”. Desde las ciencias biológicas, hay variedad de investigaciones que se hicieron en los últimos 40 años que demostraron que las horas de sueño adecuado y un horario de sueño que no esté en contradicción con el ritmo fisiológico circadiano es un componente esencial para el crecimiento y el desarrollo normales durante la infancia, la pubertad y la adolescencia. Desde el punto de vista de la salud, preocupa el gran porcentaje de adolescentes que no logran un sueño óptimo. La ausencia de un dormir correcto lleva a ellos a una larga lista de efectos negativos. La bibliografía científica detalla desórdenes fisiológicos sobre los riñones, el sistema cardiovascular, la regulación de la temperatura corporal, la digestión y el sistema endócrino, y relaciones con la obesidad y la diabetes ante la alteración del sueño. También se encontraron asociaciones con comportamientos riesgosos, la disminución de la actividad física, el aumento de probabilidad de lesiones en la práctica de deportes, aumento de accidentes de tránsito, de las ideas de suicidio y del uso de drogas.
Un desafiante concepto fue publicado en 20 por Paul Kelley y colaboradores (9). En una traducción libre transcribimos parte del texto: “Cuando el horario social y el horario biológico están más estrechamente alineados, como en los primeros años de educación, la distinción entre ambos no es crítica. Por el contrario, en la adolescencia tardía el conflicto entre el horario social y el horario biológico es mayor que en cualquier otro momento de nuestras vidas. Como ejemplo, el despertador de un adolescente mayor que suena a las de la mañana es equivalente a uno que suena a las 4.30 de la madrugada para un profesor de 0 años. Si no se ajustan los horarios de educación a este hecho biológico se conduce a la pérdida sistemática, crónica e irrecuperable del sueño. Este nivel de pérdida de sueño causa un deterioro fisiológico, metabólico y de la salud psicológica en un momento en que los adolescentes están experimentando importantes cambios físicos y neurológicos. La mayoría de los educadores no comprende el impacto de los horarios escolares tempranos sobre los adolescentes. Una creencia común es que los adolescentes están cansados, irritables y poco cooperativos porque deciden quedarse despiertos hasta muy tarde, o que le es difícil despertar a la mañana por pereza. Algunos educadores tienden a pensar que los adolescentes aprenden mejor por la mañana, y si simplemente se fueran a dormir más temprano mejorarían su concentración. Estos supuestos reflejan prejuicios sociales en favor de los más madrugadores de la edad adulta. Esta creencia se expresa en muchas culturas, e incluso en el mundo empresarial. La idea errónea es entonces que los adolescentes necesitan ser entrenados para levantarse temprano e irse a dormir temprano. La verdad es que los adultos necesitan ser educados para ajustarse a otro cambio significativo durante la pubertad: un cambio biológico en los patrones de sueño.”
EL RITMO DIARIO ESCOLAR EN EL TERCER SEPTENIO
Un tema de reflexión que aparece cada vez con mayor frecuencia es el de las consecuencias de que el horario escolar sea a partir de la .30 u de la mañana. Los adolescentes están somnolientos a esta hora, crónicamente privados de sueño.
Diferentes estudios científicos fundamentan comenzar las clases una hora (o media hora) más tarde que lo acostumbrado. En los casos concretos en que se implementó este cambio los alumnos aprendían más. Pero el beneficio no se limitó únicamente al rendimiento académico, sino que también se los encontraba a los jóvenes de mejor ánimo, y se reportaban menos casos de enfermedad. En 2016 se publicó un trabajo de revisión de artículos científicos sobre este tópico del cual pueden extraerse interesantes conclusiones. Los autores explican que muchas escuelas atrasaron la hora de comienzo de clases en la búsqueda de aumentar el tiempo de sueño y mejorar la calidad de lo académico, en respuesta al desfasaje entre el ritmo circadiano de los jóvenes y el comienzo temprano de clases, pero que quedaban dudas sobre la utilidad de este cambio. Luego de un exhaustivo análisis de numerosos estudios publicados sobre el tema, concluyen que la evidencia coincide con lo que ya se había encontrado en algunas pruebas no sistemáticas y con las propuestas que fomentan un comienzo de la hora de clases más tardío. El corrimiento temporal se presenta como una solución potencial a largo plazo a la falta crónica del sueño durante la adolescencia. Sostienen que el retraso del horario de inicio de clases, especialmente a partir de los años, aumenta el tiempo total de sueño en la semana, reduce la somnolencia, facilita el estar atento en clase, mejora los resultados académicos pero también la salud, disminuye la depresión, el uso de cafeína y las llegadas tarde al colegio. Pero los autores también enfatizan la necesidad de realizar nuevos estudios rigurosos para profundizar las conclusiones a las que se ha llegado hasta el presente, y la necesidad de examinar los facilitadores y las dificultades que los escolares encuentran si se adopta un horario de comienzo de clases más tardío (10).
Otra pregunta que surge es: ¿en qué momento del día encontramos la mejor predisposición para el rendimiento físico y cognitivo? La respuesta biológica dice que el mejor momento es por la tarde. Así como la temperatura corporal y el metabolismo están a un mínimo a las de la madrugada, aumentan durante el día y están en su máximo a las de la tarde, y se describió una correlación entre ellos y el rendimiento mencionado. Por ello, cabe preguntarse no qué materias y actividades ofrecer a los adolescentes, sino en qué momento del día conviene hacerlo.
UN ABORDAJE COMPLEJO. PROPUESTA DE UN ENFOQUE MULTIPARTITO
A nadie se le escapa la dificultad de instrumentar este tipo de cambios, ya que pueden traer alteraciones a otros ritmos familiares rutinarios ya establecidos (y a veces recomendados), como el desayuno compartido de todos los miembros de la familia, el llevar a todos los hijos al colegio a la misma hora, el manejo de los horarios de trabajo de los padres, y muchísimos ejemplos más que cada familia tendrá. Desde el punto de vista de los docentes se plantea la dificultad de la organización horaria escolar, los inconvenientes de los docentes que trabajan en varias escuelas para combinar horarios, y la lista sigue. También están las disposiciones que puedan surgir de la ordenación estatal de la enseñanza en cada país, las distintas realidades del acceso geográfico a la escuela y un sinfín de dificultades que nadie ignora. Probablemente no exista una respuesta universal al planteo.
Sin embargo, muchas de las respuestas que se buscan y la concreción de ajustes necesarios podrían esclarecerse si se intenta visualizar dónde está el foco de la cuestión. Y en la escuela Waldorf el motivo de su existencia es el joven, cada individuo. Y el joven no debe permanecer ajeno a los cambios de paradigmas pues es partícipe obligado en la formación de su juicio propio. Por ello pensamos que el tema debe ser abordado por toda la comunidad escolar, refiriéndonos con ello a los propios jóvenes, sus padres, sus educadores y el equipo de terapeutas y médicos escolares. En primer lugar, los docentes deben estar convencidos de la necesidad de cambios y ser partícipes comprometidos para fundamentarlos a través del estudio y realizarlos. El pensar en la adecuación de los horarios escolares a la realidad biológica-social de los adolescentes, la búsqueda de redistribución de materias a lo largo del día acompañando los ritmos biológicos, la implementación de ejercicios rítmicos en diferentes materias son algunos de los temas a abarcar.
El equipo terapéutico debería realizar un seguimiento para acercar iniciativas, estudios desde lo profesional, conclusiones e ideas de correcciones a cambios introducidos. No debería haber contradicciones entre lo que ocurre en la escuela y en el hogar cuando se trata de la formación de los jóvenes. Por esto es indispensable que, si la iniciativa surge desde lo pedagógico, los padres acompañen con hechos concretos. Es sabido desde la medicina que muchos de los casos donde no hay una correcta sincronización del ritmo vigilia/sueño provienen de causas conductuales y hábitos incorrectos, que podrían corregirse dentro del ámbito familiar. Son bastante conocidos los consejos para tener una buena higiene del ciclo sueño/vigilia, como mantener los horarios lo más fijos posibles para acostarse y levantarse, el orden en los horarios de comida, el desayunar bien, el comer moderado a la noche y separar la cena del horario de acostarse, todos ellos intrínsecamente relacionados con lo que ocurre en la familia. Podemos mencionar también otros hábitos familiares no recomendables como ver televisión hasta último momento antes de acostarse, o estar frente a la pantalla de computadoras, tablets o celulares hasta el momento previo a querer dormir, cuando todos estos artefactos emiten luz rica en la longitud de onda del azul, que confunden al reloj biológico, indicándole que es de día. Los profesionales de la salud de cada escuela deberían tener un papel preponderante en la divulgación de conductas correctas en este sentido desde el comienzo de la escolaridad. Lo vivido en etapas tempranas del desarrollo queda grabado en el organismo completo para luego ser usado en las etapas posteriores. Es probable que jóvenes que vivieron rodeados de adultos sin conciencia de la importancia de los ritmos naturales tengan mayores dificultades en interiorizar la importancia de no alterarlos.
El mismo joven debe ser consciente de la higiene del sueño y de su problemática y formarse para tomar sus propias decisiones. La edad en que transcurren los adolescentes, y más cuando se está terminando la escolaridad antes de partir al mundo laboral o de estudios posteriores, es apropiada para diversas actividades que lo ayuden en este sentido. Para ellos pueden organizarse actividades interdisciplinarias en materias como Biología (interiorizándose de los fundamentos endócrinos, nerviosos y genéticos del ritmo vigilia/sueño), Historia (enfocándose en lo que implican los horarios en distintas sociedades humanas, en hechos como la invención del reloj y otros métodos de medición horaria), Geografía (el estudio del ritmo luz/oscuridad a distintas latitudes), Física (el estudio de las longitudes de onda y su influencia sobre los ritmos circadianos), pudiéndose sumar talleres que realicen trabajos de investigación y relevos de información en la comunidad escolar, estadísticas intraescolares e interescolares. Indudablemente la lista no queda reducida a estas propuestas, que no son más que disparadores para imaginar alternativas de todo tipo.
Comenzamos el artículo destacando la importancia que se da a los ritmos en la pedagogía Waldorf. La pretensión es que a través de esta somera introducción al conocimiento de un tipo particular de ritmos biológicos como son los circadianos se avance en la instrumentación de decisiones pedagógicas en pos de mejorar la salud de los jóvenes en edad escolar.
REFERENCIAS
- En este mismo número de Numinous los trabajos de Manuela Ferreira y Carolina Wagner profundizan y ejemplifican ritmos en distintos momentos en las escuelas Waldorf, y el de Andrew Linnell –en un sentido más amplio– habla de la importancia de los ritmos en la vida de los hombres (Nota del editor).
- A fines informativos, la definición de segundo se encuentra en http://www.bipm.org/en/publications/ si-brochure/second.html (al -3-206), sitio del Bureau Internacional des Poids et Mesures, organización intergubernamental enfocada en la ciencia de la medición.
- Bernd Rosslenbroich. La organización rítmica del ser humano. Una investigación cronobiológica. Editorial Antroposófica, Buenos Aires, 200.
- Como consecuencia, es lógico que existan también variaciones estacionales y no sólo diarias según la cantidad de horas con luz y oscuridad. Efectivamente se considera al mecanismo descripto como un importante regulador tanto de los ritmos biológicos circadianos como anuales.
- Paul Kelley, Steven W. Lockley, Russell G. Foster & Jonathan Kelley. Synchronizing education to adolescent biology: ‘let teens sleep, start school later’, Learning, Media and Technology, 40:2, 20-226, 2015.
- Daniel Pedro Cardinali. Cincuenta años con la piedra de la locura: apuntes autobiográficos de un científico argentino. Libro digital. Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias, Buenos Aires, 2015.
- M. H. Hagenauer, J. I. Perryman, T. M. Lee, M. A. Carskadon. Adolescent changes in the homeostatic and circadian regulation of sleep. Dev Neurosci. 3(4):26-4, 2009.
- http://www.medicosescolares.com.ar/inicio.php?s= articulos&c=9 [según consulta 2-3-206].
- Paul Kelley, Steven W. Lockley, Russell G. Foster & Jonathan Kelley. Synchronizing education to adolescent biology: “let teens sleep, start school later”. Learning, Media and Technology, 40:2, 210-226, 2015
- 0. Karl E. Minges, Nancy S. Redeker. Delayed school start times and adolescent sleep: A systematic review of the experimental evidence. Sleep Medicine Reviews 2: 2-9, 2016.
Nota del autor: El contenido de este artículo fue inspirado a partir de una conferencia dada por Diego Golombek durante un congreso de la Sociedad Argentina de Fisiología. El renombrado especialista argentino en el campo de la cronobiología facilitó material para que el tema fuera presentado por el autor, junto al médico escolar Pablo Bonini y al profesor Claudio Cabana, en reuniones pedagógicas de la escuela Rudolf Steiner de Florida, provincia de Buenos Aires.
Sobre el autor
Ricardo A. Dorr es Licenciado en Ciencias Biológicas y Profesor de Enseñanza Secundaria, Normal y Especial en la especialidad Biología de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Realizó estudios en el campo de la divulgación científica. Es autor de trabajos científicos en la especialidad de biofísica del transporte de agua, y escritos y libros para la enseñanza media. Ejerce como Profesional principal en el CONICET y tiene amplia experiencia como docente secundario y universitario.
Las opiniones expresadas son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan necesariamente el punto de vista de Revista Numinous.