Una aproximación a la pedagogía Waldorf
POR: CHIARA OSMAN
En cada elección, el hombre se elige a sí mismo en tanto elige quién ser, en cumplimiento de su proyecto personal de vida.
Lucas Malasi
Durante el año 2013, en el marco de la cátedra “Investigación Educativa y Sociocomunitaria” para la carrera de Psicopedagogía de la Universidad del Salvador, junto a cinco compañeras de la carrera (Carla Colomer, Julia Cánepa, Jazmín Del Carretto, Victoria Maseras y Agustina Zappacosta) desarrollamos un trabajo de investigación exploratorio para indagar cómo influye la formación Waldorf en la vida de los ex‑alumnos que se hubieran escolarizado, bajo esta pedagogía, al menos, hasta 7.º grado.
Antes de comentar la investigación y su resultado, expondré la teoría en la que se basa. Cuando me refiero al sujeto, será considerándolo como ser integral y complejo, definiéndolo como un ser en constante estado de desarrollo e interrelación con el medio que lo rodea, como también consigo mismo. Es así necesario pensar en el aprendizaje, los procesos de enseñanza como también las habilidades adquiridas a través de los mismos. El aprendizaje es un proceso individual que atraviesa, define y acompaña al sujeto a lo largo de su desarrollo. Desde su nacimiento, el hombre se encuentra en un permanente proceso de socialización, convirtiéndose la familia en el primer agente socializador con el cual entra en contacto y quien mediará su inserción en el mundo social. La identidad del sujeto se constituye en el interjuego de sus características bio‑genéticas, su entorno socio‑afectivo y la multiplicidad de experiencias vividas. Sujeto e identidad se definen y co‑construyen mutuamente durante toda la vida, y se juegan en cada situación, que implica una elección en función de lo que cada uno es. La primera gran habilitación social que hace la familia es la introducción del niño en el sistema educativo, que, por ende, es el segundo agente socializador y formador del individuo. Aquí es importante hacer una breve puesta en común del concepto de inteligencia, definiéndola a través de su separación morfo‑semántica en “inte” –interna– y “eligencia” –elección–, y desde su acepción etimológica adjudicándole el significado de “elección interna” como también “saber escoger la mejor alternativa”. Todos tenemos diferentes modos de percibir y de aprender; por lo tanto, durante la enseñanza deben desarrollarse e implementarse diversos modos pedagógicos.
Pero la escuela, ¿qué es y qué rol tiene en la formación del sujeto? Como institución social formadora del sujeto, ha sido creada para responder a ciertas necesidades que se adecuan a las características de cada contexto socio‑histórico. Es preciso acudir a la complejidad de la realidad actual atravesada por concepciones económicas, políticas y sociológicas, para poder entender su funcionamiento, evolución y las expectativas de los sujetos involucrados. Sosteniendo que la educación formal es el principal medio de formación de las habilidades sociales, intelectuales y de autoconocimiento, puede colaborar u obstaculizar el desarrollo de los talentos personales. ¿Podemos acaso pensar la escuela actual (con todos aquellos dispositivos y procesos que tienen lugar en ella), al sujeto y a los procesos socio‑culturales en una constante interrelación y coherencia? El autor inglés Ken Robinson (1950), es conocido por replantear el desarrollo educacional, enfocándose en la creatividad, la innovación y la importancia de las artes en el contexto escolar. Robinson sostiene que “hoy en día, se puede observar como una gran parte de las modalidades pedagógicas de las escuelas actuales no responden a las exigencias de nuestro siglo, sino a las necesidades sociales que surgieron en la época de la Industrialización. Nuestra sociedad actual, definida por constantes cambios, requiere que los sujetos sean seres creativos e independientes en su forma de pensar y actuar” (1).
Ahora bien, ¿cómo puede la escuela, en el contexto de hoy, formar al ser humano como sujeto integral con habilidades que le asegurarán una base para su proyecto de vida?
Según la reflexión anterior, deduzco que la inteligencia comprende una multiplicidad de habilidades, que sostienen una visión compleja y completa del ser humano. El psicólogo y pedagogo estadounidense Howard Gardner (1943), a través de sus investigaciones dirigidas al análisis de las capacidades cognitivas del ser humano, estableció un cambio significativo para el modelo educativo. Gardner sostiene que no existe una única inteligencia, sino que cada individuo posee al menos ocho habilidades cognoscitivas y, con ellas, son múltiples las maneras de percibir y conocer el mundo, al igual que de procesar, representar y comunicar la información. Hace mención de las inteligencias: lingüística, lógico‑matemática, cinético‑corporal, musical, espacial, naturalista, interpersonal e intrapersonal. Con esto hace referencia a la interpretación desde las imágenes, palabras, números, el cuerpo en movimiento, el ritmo y la música, estando en sintonía consigo mismo, con los demás y con la Naturaleza. Tomando esta teorización, la implementación de una modalidad pedagógica que estimule y eduque desde las múltiples inteligencias permitirá, a los sujetos en formación, vivir el aprendizaje como una consecuencia del acto de pensar y de la comprensión profunda, involucrando el uso flexible y activo del conocimiento.
La misión de formar al hombre como ser libre, contemplándolo de forma integral y para ello educarlo desde y en la fantasía creativa, son las bases que llevan a establecer la pedagogía Waldorf como una educación para la vida. La fantasía creativa le predispone al sujeto las vías para que mediante la propia actividad pueda adaptarse a la realidad existente, pero también hacer proyectos para cambiar lo establecido. Para formar personas creativas, el eje de la pedagogía Waldorf es el desarrollo artístico: la pintura, el dibujo, el modelado, la ejecución musical, la recitación y la escenificación dramática, que se hallan entretejidos con la enseñanza de todas las asignaturas. “Mediante la actividad artística, el hombre se habitúa a comprometerse con todas sus capacidades anímicas y con su cuerpo, en la lucha por un problema que le parece importante, no porque su solución traiga una ventaja material especial, sino porque es interesante desde un punto de vista puramente humano. Con esto también se sientan las bases para desarrollar el ejercicio de la voluntad y cultivar el interés, a través de la práctica con insistencia, venciendo dificultades y viviendo la experiencia, sintiendo alegría una vez y otra vez” (Rudolf Steiner).
La primera escuela Waldorf se fundó en el año 1919 en Stuttgart, Alemania; y actualmente existen en el mundo 1.026 escuelas Waldorf, 2.000 jardines de infancia y 646 centros de educación especial, distribuidas en 60 países. Rudolf Steiner, el fundador de esta pedagogía, toma la Antroposofía como la ciencia espiritual desde la cual comprende al hombre y, entonces, piensa su educación. Según la Antroposofía, el hombre es un ser trimembrado –tiene cuerpo, alma y espíritu–, cuyas capacidades se despliegan a lo largo de tres períodos de desarrollo en el camino hacia la adultez: la infancia temprana (desde el nacimiento hasta los siete años), la infancia intermedia (desde los siete a los catorce años), y la adolescencia (desde los catorce a los veintiún años).
En la escuela, el educador desempeña una función esencial, ya que el alumno aprenderá principalmente por la imitación de este docente; un adulto responsable y con una actuación coherente lo impulsará a activar su voluntad hacia el aprendizaje y así a formarse como ser integral desde el autoconocimiento y la percepción del yo. Fomentar la paciencia es una cualidad que le significa un desafío a la pedagogía Waldorf. Los niños de hoy tienen impregnada la necesidad o urgencia de lo inmediato: “lo que se quiere, se tiene y ¡ya!”, y los adultos ansían el rápido aprendizaje, omitiendo el saber que las grandes metas se alcanzan gracias a la constancia y el tiempo. “‘¿Qué potencial hay en el hombre?’ es lo que debemos indagar, y dejar de lado la pregunta ‘¿Qué necesita saber y conocer el hombre para el orden social?’”. Desde la enseñanza Waldorf no se busca formar la individualidad, sino despertar la naturaleza individual que tiene cada niño, y al poner estas cualidades al servicio del entorno social; en conjunto, se logra un mejor resultado para todos. De esta manera, será posible aportar al orden social nuevas fuerzas procedentes de la generación joven.
Sabiendo entonces que la escuela como agente socializador influye al sujeto en desarrollo, y que en la oferta educativa de hoy existen múltiples teorías desde las cuales se sostiene el actuar pedagógico, encontramos en la pedagogía Waldorf un impulso dirigido a las nuevas generaciones, promoviendo los talentos individuales a fin de que sean fructíferos para la sociedad, y no que las prepare para la continuidad alienante de lo ya fijado de antemano. De esta forma llegamos a querer explorar más sobre lo que sucede y caracteriza a un alumno, luego de haber transitado, al menos, sus primeros años de escolarización en una escuela Waldorf.
Para llevar adelante la investigación, construimos un instrumento de recolección de datos en forma de cincuenta encuestas, dirigido a evaluar habilidades y competencias en un recorte de la población de jóvenes y adultos que hayan cursado al menos la escuela primaria en un colegio que eduque en la pedagogía Waldorf. Propusimos como habilidades y competencias básicas a indagar: la creatividad, la autopercepción, la autoestima y la posibilidad de exploración y despliegue de las inteligencias múltiples. Las afirmaciones planteadas, como guía de la encuesta, estaban estructuradas de forma tal que atribuían a la persona las habilidades recién mencionadas. Por ejemplo: “me siento identificado con las actividades que realizo habitualmente”, “siento orgullo de mis logros”, “me encanta tener ideas alternativas, no me siento conforme con la primera que me viene a la cabeza” (ver anexo).
El resultado muestra una gran tendencia a respuestas de clasificación “verdadero”. Los jóvenes que han transitado por una escuela basada en la pedagogía Waldorf llevan consigo herramientas que acumularon a través de todas las habilidades y experiencias vividas durante esta primera etapa de formación. Están preparados para el mundo y desarrollaron libertad de elección, ya que durante la formación vivieron un amplio campo de materias que han sido vivenciadas, teniendo así un criterio sobre las posibles opciones, fundamentado en la propia experiencia.
Quisiera terminar este artículo sosteniendo que los primeros años de vida son cruciales para la vida de un humano. Lo que hacemos, pensamos y sentimos en esa etapa del desarrollo tiene un impacto directo en la persona encaminada a la construcción de su proyecto de vida. Desde mi propia experiencia afirmo que durante la vida se nos presentan constantemente elecciones ante las cuales volvemos a las preguntas “¿qué quiero ser?, ¿quién quiero ser?, ¿cómo quiero ser?” y, así, en movimiento, en duda y en certeza, construimos nuestra identidad vocacional, el objetivo de nuestra autorealización. Son incógnitas que quizás nunca se apaguen en nosotros. Lo decisivo, es poseer instrumentos para reconocer de forma auténtica nuestros sentimientos y desde allí poder actuar libremente.
REFERENCIAS
- Robinson, Ken. The Element, Editorial Penguin Books, United States of America 2009.
BIBLIOGRAFÍA
Brites De Vila, Gladys; Almoño De Jenichen, Ligia. Inteligencias Múltiples, Editorial Bonum, Buenos Aires, 5.ª edición 2008.
Carlgren, Frans. Pedagogía Waldorf: una educación hacia la libertad, Editorial Antroposófica, Agosto 2009.
J. J. Malaisi, Lucas. Cómo ayudar a los niños de hoy, educación emocional. Editorial Educación emocional, 2.ª edición San Juan, 2012.
ANEXO
Adjuntamos el texto de la encuesta realizada, a la que titulamos “Algo sobre mí”. A continuación de cada punto del cuestionario figura el resultado (en porcentajes) de cada ítem
Luego de leer los enunciados, marcá con Verdadero (V) o Falso (F), según tu criterio personal. No hay respuestas correctas o incorrectas; simplemente contestá desde cómo te sentís, pensás y actuás.
Sexo:
Masculino: 50; femenino: 50.
Colegio Waldorf al que asististe: Rudolf Steiner: 80; San Miguel Arcángel: 12; Perito Moreno: 2; Clara de Asís: 6.
- Puedo ver una situación desde varios puntos de vista.
Verdadero (V): 96; Falso (F): 4.
- Puedo identificar las áreas en las que me destaco.
V: 98; F: 2.
- Me considero una persona creativa. V: 90; F: 10.
- Soy consciente de mis puntos débiles y miedos. V: 90; F: 10.
- Me siento comprendido por los demás. V: 52; F: 48.
- Puedo decir 5 características positivas sobre mí.
(Nombrarlas).
V: 88; F: 12.
- Me gusta correr riesgos. Acostumbro a aventurarme a hacer cosas que no he hecho jamás y sin saber si estoy en el buen camino.
V: 54; F: 46.
- Acepto/entiendo el cambio como una oportunidad (para superarme).
V: 98; F: 2.
- Puedo identificar las disciplinas en las que me siento más cómodo.
V: 100; F: 0.
- Siento orgullo de mis logros.
V: 84; F: 14.
- Me gusta saber sobre diferentes temas, más allá de lo cotidiano.
V: 96; F: 4.
- Soy consciente de mis puntos fuertes, mis capacidades, lo que me apasiona y mis metas.
V: 92; F: 8.
- En la escuela, tuve la oportunidad de implementar diferentes modalidades de aprendizaje como actividades plásticas, musicales, de movimiento corporal, escrito.
V: 100; F: 0.
- Me encanta tener ideas alternativas, no me siento conforme con la primera que me viene a la cabeza.
V: 92; F: 8.
- Lo que pienso de mí coincide con la visión que los demás me devuelven de mí.
V: 60; F: 40.
- Reconozco mis emociones/sentimientos mientras ocurren.
V: 74; F: 26.
- Soy capaz de explicar con claridad lo que siento.
V: 58; F: 42.
- La escuela me ayudó a descubrir mis talentos. V: 90; F: 10.
- Me siento identificado con las actividades que realizo habitualmente.
V: 100: F: 0.
- Soy capaz de hacer las cosas por mí mismo. V: 96; F: 4.
“Somos hoy lo que elegimos nosotros en el ayer y seremos lo que estaremos dispuestos a ser”.
Sobre la autora
Chiara Osman es egresada del colegio Rudolf Steiner (Argentina). Se licenció en Psicopedagogía en la Universidad del Salvador (USAL). Se encuentra realizando un Master en “Estudios sobre la niñez y derechos del niño” en la Freie Universität Berlin (Alemania).
Contacto: chiaraosman@gmail.com
Las opiniones expresadas son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan necesariamente el punto de vista de Revista Numinous.