POR: MAIRA PIRCHIO
Dedicado al Dr. Juan Blajeroff, quien me inspiró sobre lo profundo del devenir social en la salud
Imagen de portada: “Poema XXI” por Macarena Barreiro Kralj*
En mi recorrido por el estudio de la medicina integrativa fui construyendo una imagen de la salud y de la enfermedad muy distante a la aprendida en la academia. A partir de mi encuentro con las concepciones antroposóficas pude arrojar una nueva luz a mi percepción del ser humano comprendido en sus diversos cuerpos: físico, anímico, vital y espiritual. A su vez, la tarea de aunar lo separado me convoca desde diferentes perspectivas cada vez más amplias. Por ello, me interesa recorrer el aspecto social de la medicina integrativa. ¿Qué significa que una enfermedad sea epocal? ¿Cómo va cambiando la salud a través de la historia? Con estas preguntas asistiéndome a cada paso, me encontré observando la época actual, la cual es, entre otras cosas, un pasaje de umbral. En el campo de la salud nos situamos en una etapa de transición con respecto a la medicina moderna occidental. Conocemos el camino recorrido hasta acá, partimos de las bases oscuras de la fragmentación y la sobrevaloración materialista que velan los aspectos más sutiles del ser humano, al mismo tiempo que nos presentan un único y verdadero camino posible para el conocimiento: la reducción y la segmentación de las partes de lo que se quiere conocer. Nos detenemos ante este umbral que nos impone un cambio.
En el campo del conocimiento científico, el paradigma imperante tiene el desafío de transformar sus bases en la búsqueda de integrar y entender al ser humano en su profunda complejidad.
¿Qué significa que una enfermedad sea epocal? ¿Cómo va cambiando la salud a través de la historia?
En esta oportunidad, me interesa hacer un recorrido sobre la obra y el pensamiento de Rudolf Virchow, médico, político, antropólogo, quien tuvo un enfoque social de la medicina, llamativo en su época. Por otro lado, las teorizaciones del filósofo contemporáneo Byung-Chul Han pueden ayudarnos a comprender la problemática social actual para pensar la cualidad del enfermar en esta etapa de la humanidad.
El micro y macrocosmos investigativo de Virchow
Cuando me encontré con este autor me conmovió su capacidad de poder estudiar, de manera simultánea y abarcativa, la unidad más pequeña en referencia al ser humano, es decir, la célula, y la más grande: la comunidad, las políticas sociales y el ser humano en sociedad.
Nacido en Prusia en 1821, en 1839 inició sus estudios de Medicina y concluyó su tesis doctoral unos años más tarde. En 1848 fue nombrado titular de la primera cátedra de Anatomía Patológica en Alemania en la Universidad de Wurzburgo y en 1856 se le ofreció la misma cátedra, también recientemente creada en Berlín (1).
Como investigador de la citogénesis de los tejidos cancerosos, Virchow tiene un axioma que señala “ommni cellula e cellula”: toda célula procede de otra célula anterior. Esto que él pudo comprender sobre la herencia celular, contribuyó a sentar las bases de la teoría celular:
1. En principio, todos los organismos están compuestos de células.
2. En las células tienen lugar las reacciones metabólicas del organismo.
3. Las células provienen solamente de otras células preexistentes.
4. Las células contienen el material hereditario.
“ommni cellula e cellula”
Así, Virchow sentaba las bases científicas para la futura comprensión del cáncer.
En el otro extremo de sus estudios e intereses, surge lo social como una preocupación importante. La ciencia y la medicina científica, según él, no deben estar separadas de la realidad sociopolítica. Virchow sostenía que los factores causales más importantes de las enfermedades eran las condiciones materiales de la vida cotidiana de la gente y esto se traduce en dónde, cuándo, cómo y con qué vive una persona. Desde su perspectiva, la tarea de los agentes de salud es estudiar dichas condiciones en sus investigaciones clínicas, debiendo además asumir un compromiso de acción política.
En este punto me gustaría detenerme, pues el paradigma científico imperante sólo validó una parte del pensamiento de Virchow, segmentó sus investigaciones y su manera integrada de concebir la problemática de la salud. El trabajo investigativo del paradigma científico materialista se encargó de buscar las causas últimas de las enfermedades exclusivamente a nivel celular, dejando de lado el otro gran aporte de este autor sobre la temática: el aspecto social. Esto se profundizó aún más en el siglo XXI con el proyecto del genoma humano finalizado en el año 2003, con el cual se creía poder descubrir el origen de todos los males en la secuencia del ADN celular. ¿Qué sucedió en el desarrollo de los conocimientos médicos para que las otras contribuciones de Virchow quedaran veladas, ignoradas? ¿Qué pasó con sus aportes y su valoración del aspecto sociopolítico en el campo de la salud?
Concluyo este apartado con una frase del mismo Virchow: “La medicina es una ciencia social y la política no es más que medicina en una escala más amplia” (2).
“La medicina es una ciencia social y la política no es más que medicina en una escala más amplia”
Byung-Chul Han: la sociedad del cansancio y el régimen de la información
Para continuar, en este apartado me referiré a dos libros de Byung Chul Han; uno de 2010, La sociedad del cansancio, donde explica el significado del cansancio y define lo que son las enfermedades neuronales; y luego, otro texto del 2021, Infocracia en el cual se zambulle de lleno en el análisis de la era digital en la que estamos viviendo. Ambos estudios pueden allanarnos el camino en la construcción de una mirada crítica sobre el funcionamiento de la sociedad actual, lo cual nos aportará una perspectiva más amplia del proceso de enfermar.
En el primer capítulo de La sociedad del cansancio (3) el autor nos invita a acompañarlo en un viaje sobre las enfermedades y las épocas. Explica que hay enfermedades emblemáticas y que existió una época bacterial que tuvo su fin con el descubrimiento de los antibióticos. Expone que a pesar del manifiesto miedo a la pandemia gripal (esto fue escrito antes de la pandemia del COVID19), actualmente no vivimos en una época viral. Esta quedó en el pasado, gracias al avance de las técnicas inmunológicas.
Desde un punto de vista de la presentación de la patología, Byung Chul Han explica que el siglo XXI es neuronal. Ni viral, ni bacterial; la neurona es la protagonista de la enfermedad en términos amplios. Las enfermedades como la depresión, el trastorno por déficit de atención, el trastorno límite de la personalidad o el síndrome de desgaste ocupacional o Burn Out, definen el panorama patológico de comienzos de este siglo, sostiene.
El siglo pasado era una época inmunológica, con esto se refiere a que socialmente había una división tangible entre el adentro y el afuera, entre lo propio y lo ajeno, entre el “nosotros” y los “otros”. Este escenario tenía su correlato en las enfermedades. El ejemplo paradigmático que cita es el de la guerra fría en donde se observa una dinámica bien diferenciada entre amigo/enemigo.
En esta distinción es que Han va a poner el acento en su pensamiento, ya que la técnica inmunológica cobra entidad cuando hay una otredad. Con la existencia de un otro, emerge la posibilidad de diferenciarme y reconocerme como una unidad integrada; con la presencia de un otro, reconozco los límites del otro y de mi propia persona. Un poema de Roberto Juarroz nos brinda una imagen de dicha dinámica:
“El otro que lleva mi nombre
ha comenzado a desconocerme.
Se despierta donde yo me duermo,
me duplica la persuasión de estar ausente,
ocupa mi lugar como si el otro fuera yo,
me copia en las vidrieras que no amo,
me agudiza las cuencas desistidas,
descoloca los signos que nos unen
y visita sin mí las otras versiones de la noche.
Imitando su ejemplo,
ahora empiezo yo a desconocerme.
Tal vez no exista otra manera
de comenzar a conocernos”.
En la sociedad de hoy vivimos en una desaparición de lo extraño y de lo otro, gracias al proceso de globalización y al avance de la era digital. Este filósofo, teólogo y prolífico escritor, detalla el pasaje del paradigma inmunológico a otro en el que no hay un enemigo afuera; el enemigo somos nosotros mismos insertos en la lógica de la autoexplotación: “… Esta es mucho más eficaz que la explotación por otros, pues va acompañada de un sentimiento de libertad. El explotador es al mismo tiempo el explotado.”
somos nosotros mismos los que entramos en la lógica de la autoexplotación
A dicha dinámica social actual Byung Chul Han la llama “sociedad de rendimiento”, y la misma se caracteriza por el exceso de trabajo y por la creencia impuesta de poder con todo: “yo puedo”, o mejor dicho “yo debo”. “Yo debo estar a la altura”, “yo debo ser el mejor”, “yo debo conseguirlo”, etc. La violencia autogenerada por este ser humano que se cree libre y que constantemente debe reinventarse, lleva a los niveles de estrés y cansancio que hoy en día globalizan el escenario de la salud social.
Pasando ahora a lo que atañe a la era digital actual, Han la denomina “régimen de la información” (4), la cual se caracteriza por una explotación de la información y por una degradación de las personas a la condición de datos y meros consumidores. En este nuevo sistema ya no se necesita del panóptico (5), sino que se nos vigila a través de los datos, con lo cual, se controla la voluntad de manera inconsciente. Esto nos remonta a lo que mencioné anteriormente sobre el falso sentimiento de libertad que destaca el autor sobre el ser humano de esta época.
Otro efecto que analiza de este “nuevo régimen” es su impacto en los procesos cognitivos. Si la construcción de un saber sobre algo, el conocimiento y la toma de decisiones son procesos que requieren de la temporalidad para llevarse a cabo, ahora lo que sucede con la información es que atomiza el tiempo, lo fragmenta, pasa a ser un torbellino de actualidad permanente, y por ende nos priva de los procesos racionales que requieren de esa temporalidad para desarrollarse. No hay tiempo para digerir los datos a los que estamos expuestos, no hay posibilidad de encadenarlos en una narrativa, en una historia, por ende, no hay modo de asimilación y acomodación de esa información.
Byung Chul Han utiliza el concepto de “filtro burbuja” de Eli Pariser(6) para explicar cómo los dispositivos digitales crean un universo único para cada uno de nosotros. Este filtro, a través de los algoritmos e información seleccionada, enreda a las personas en un bucle que sólo refuerza sus propias creencias y posiciones. En definitiva, se trata de un mecanismo que perpetúa la incapacidad de escuchar a los otros, ya que con lo único que nos relacionamos son con las propias creencias proyectadas incesantemente desde diferentes plataformas, como el laberinto de los espejos que nos muestran en las ferias o circos estadounidenses. Esta es una experiencia muy frecuente y cotidiana que tenemos con nuestros dispositivos móviles. Estamos interesados en algo o simplemente comentamos algo al pasar con alguien y cada vez recibimos más información sobre eso que buscamos o que simplemente comentamos ¿Qué lugar y qué espacio nos queda para la construcción de lo diverso, de lo ajeno ante esta dinámica?
A su vez, recibimos constante información explicando la realidad de diferentes formas, lo cual genera, dice el autor, un sentimiento de “desconfianza”, ya que no sabemos cuáles de esa inmensidad de datos son verdaderos.
Una película que retrata de forma cruda esta era digital es la satírica Don´t look up, en la cual podemos ver a personas que perdieron la capacidad de sorpresa con respecto a la información que reciben; y tanto es así, que la noticia del fin del mundo pasa desapercibida entre el bombardeo de información para consumir.
Hasta aquí llegamos con la visión y el análisis de Han, un pensador que nos aporta una visión penetrante de la contemporaneidad.
“Poema XVI” por Macarena Barreiro Kralj*
Para retomar y a modo de síntesis de lo anterior, destacaré ciertos puntos relevantes.
El primero, es el cambio que Han describe en las dinámicas de poder, observando que el dominador que anteriormente era externo, ahora es interno y es cada individuo para consigo mismo. Esto también refleja un cambio en la operatividad misma del poder: el dominio se ejerce de un modo más sutil, y de esta forma las personas están siendo dominadas sin ser conscientes de ello. En reciprocidad, tienen un falso sentimiento de estar siendo libres ya que desconocen ese dominio que es inconsciente.
En cuanto a lo que nos concierne en el campo de la salud y volviendo a las ideas iniciales, podemos explicar entonces que en el imaginario social todo lo relativo al hecho de enfermar se encuentre centrado en el individuo, restándole relevancia al contexto y tomando como causa última su individualidad: si alguien es responsable de la enfermedad es el sujeto que la padece, ya que las personas pueden con todo lo que se proponen. Desde la visión materialista imperante, la explicación y la comprensión va a estar basada en los genes y en el ADN como promotores de la pérdida de salud. Claramente esta forma de pensar agudiza la visión desintegrada del proceso de salud a la vez que lo despolitiza, expulsando lo sociopolítico de la ecuación.
El segundo punto al que me quiero referir es la cruzada que tenemos que librar frente a la era digital. Por un lado, ésta se nos presenta como una gran oportunidad de democratización en el acceso a la información; pero al mismo tiempo nos encadena en el “filtro burbuja”, donde nos regodeamos de nuestras propias ideas a la vez que se incrementa nuestra desconfianza hacia la información que recibimos.
Por otro lado, tenemos las variables de la alteración temporal y la falla en el procesamiento de la información, que golpean la capacidad perceptiva de los individuos ¿Cómo pueden el cuerpo físico y anímico elaborar el enjambre de estímulos en esa constante actualidad?
Desde el punto de vista de la medicina antroposófica, podemos pensar que el sistema metabólico, el encargado de procesar los estímulos del mundo externo, se verá colapsado ante tanto apremio. El sistema neurosensorial, encargado de la percepción de esos estímulos y, a la vez, del procesamiento de la información cognitiva, también estará sobrecargado.
El estrés y el síndrome de Burn Out son consecuencias de que ambos sistemas se están sobreadaptando a una demanda contextual mayor a sus capacidades funcionales. La desconfianza, el aislamiento y la falta de un otro que escuche, es la tierra fértil donde la depresión aparece como respuesta ante el sobre-rendimiento y el inapelable “yo puedo”.
En cuanto al sistema rítmico, el centro armonizador de los otros dos sistemas, queda totalmente sin disponibilidad entre tanto desequilibrio de ambos lados. Esto es evidente cuando vemos los índices de enfermedades cardíacas: las cardiopatías siguen siendo las primeras causas de mortalidad mundial según la OMS (7).
Ya finalizando y con el afán de seguir indagando, me gustaría plantear una pregunta sobre las enfermedades que empiezan a cobrar relevancia en esta época, como son las autoinmunes y las inmunodeficiencias. ¿Qué sucede a nivel físico con el sistema inmunológico, el encargado de diferenciar entre lo que es del individuo y lo que no lo es, cuando a nivel social esas barreras se están desdibujando?
Desde un punto de vista anímico-espiritual podemos pensar que es una etapa en la humanidad en la cual los seres humanos empezamos a estar en contacto con esos cuerpos más sutiles de los otros, ya que las barreras para la vinculación e intercambio se vuelven más laxas y más fluidas. ¿Tenemos conocimiento de lo que intercambiamos, de lo que ingresa y lo que egresa, cuando nos relacionamos con los demás?
Virchow nos ha dejado un legado. Su legado es una herramienta que no hemos aprendido a usar cabalmente aún: la capacidad perceptiva global del proceso salud/enfermedad y la importancia del estudio sociopolítico para la explicación y entendimiento de las enfermedades. Y es aquí donde la medicina integrativa puede aportar y contribuir en el avance y profundización de dicho conocimiento. Conceptualizaciones tales como el de epigenetica, programming, la teoría del apego son los faros que podemos tomar los investigadores para iluminar nuestro recorrido.
Posicionados en el umbral en el que nos encontramos, podemos asirnos de la conocida regla de oro que menciona Steiner (8): un paso en el conocimiento de las verdades espirituales, tres pasos en el perfeccionamiento de la moral. Entonces, el investigador y agente de la salud cuando avance en la investigación de los procesos relativos al individuo, debe examinar detenidamente las variables sociopolíticas por las que éste está atravesado para una profunda comprensión de la problemática.
REFERENCIAS
(1)Mazana, J. S. (2002). Rudolph Virchow en el I centenario de su muerte. Madrid. AN. MED. INTERNA. Vol. 19, N.º 12, pp. 649-650.
(2)Waitzkin, Howard. (2006). Un siglo y medio de olvidos y redescubrimientos: las perdurables contribuciones de Virchow a la medicina social Medicina Social. USA. www.medicinasocial.info –Volumen 1, No. 1
(3)Han, Byung-Chul. (2010). La Sociedad Del Cansancio. España. Herder
(4)Han, Byung-Chul. (2022). Infocracia. La digitalización y la crisis de la democracia. España. Taurus
(5)El individuo que forma parte de la estructura panóptica se sabe en un estado de permanente vigilancia y eso garantiza su pasividad y control de sus movimientos.
(6)Autor, activista y empresario norteamericano, director ejecutivo de MoveOn.org
(7)Comunicado de prensa. “La OMS revela las principales causas de muerte y discapacidad en el mundo: 2000- 2019”. (2020). https://www.who.int/es/news/item/09-12-2020-who-reveals-leading-causes-of-death-and-disability-worldwide-2000-2019
(8)Steiner, Rudolf. (2015). Como se alcanza el conocimiento de los mundos superiores. España. Editorial Rudolf Steiner
SOBRE LA AUTORA
Maira Pirchio es Licenciada en Psicología (UBA). Se formó en “International Anthroposophical Studies” en Goetheanum y en psicoterapia antroposófica en Buenos Aires, Argentina. Finalizando una Maestría en la Universidad Favaloro de Psiconeuroinmunendocrinología. Interesada en el estudio, aplicación e integración de las terapias complementarias antroposóficas y en los abordajes transdisciplinarios.
Contacto: mairapirchio@gmail.com
*Imágenes de la artista: “Poema XXI” Óleo sobre tela 50 x 40 cm y “Poema XVI” Óleo sobre tela 70 x 50 cm por Macarena Barreiro Kralj.
Contacto de la artista:
@makralj.art
macarena.b.kralj@gmail.com
Poema XXI Las baldosas flojas y las gotas de marfil, hacían de este charco un círculo dorado. La planta de los pies, de aquellas personas, entregaban cierta profecía a aquel sueño teñido de temblor. En cada esquina una lámpara de sal, me recordaban al útero del viento, y, en sus mentes, el Universo enterraba una semilla de su jardín estelar. |
Poema XVI Las garras del inconsciente emboscaron mi destino. Cruel mentira ardiente mastica los prejuicios, los disuelve, los escupe como sombras. Se congelan los ríos, me vuelvo piedra, me late la vida dentro, pero yo no estoy. Yo no sé ser humano, yo no sé más de lo poco que yo sé, un mendigo en el mundo espiritual. |