POR: MAIRA PIRCHIO
Imagen de portada: “Mariposa” por Karina Polacek*
Esta pequeña investigación forma parte de un trabajo de caso más amplio que presente para la Certificación Nacional de Psicoterapeuta Antroposófico en el año 2022. Varios colegas compartimos y presentamos investigaciones con respecto a diferentes intereses en la materia, como ser: los procesos vitales aplicados en la psicoterapia, la relación entre médico antroposófico y psicoterapeuta antroposófico, la importancia del calor en el proceso terapéutico, etc.
Concretamente las preguntas que guiaron esta breve investigación son relativas a la posibilidad, desde la psicoterapia, de adoptar el gesto terapéutico del mundo vegetal, en particular del Viscum Album. ¿Se puede ser como el Viscum para los pacientes con cáncer desde lo psicoterapéutico?
¿Se puede ser como el Viscum para los pacientes con cáncer desde lo psicoterapéutico?
Para comprender un poco más es necesario conocer, por un lado, desde la perspectiva antroposófica como se considera al cáncer y, por otro lado, profundizar en el conocimiento del Viscum desde lo fenomenológico y desde sus procesos intrínsecos. Con este propósito, trabaje sobre el libro “El cáncer, su tratamiento con la medicina antroposófica” publicado por la Dra. Michaela Glockler y el Dr. Jurgen Schurholsz.
Cáncer y antroposofía
Como ya sabemos, desde la cosmovisión de la medicina antroposófica, se contempla al ser humano desde una imagen cuatrimembre. Con respecto al cáncer, observamos, a nivel físico, células con un comportamiento y formas particulares, y en relación al cuerpo etéreo, observamos una perturbación particular, este que debería penetrar al cuerpo físico y regular sus funciones, se excede en su actividad en el lugar en el que aparece el cáncer. El tumor se emancipa de la actividad vital del organismo en su conjunto. Cuanto mayor sea esa emancipación, más maligno será el tumor.
El tumor se emancipa de la actividad vital del organismo en su conjunto. Cuanto mayor sea esa emancipación, más maligno será el tumor.
R. Steiner explica la génesis del cáncer de la siguiente manera: el cuerpo etéreo que recorre el cuerpo físico en todas sus partes domina todas las funciones, deja de hacerlo en la región en la que aparece el cáncer. Este estancamiento de su función, que tiene como resultado una concentración de fuerzas vitales que se sustraen al influjo del resto del cuerpo etéreo, da origen al cáncer en sentido estricto.
Uno de los factores relacionados al cuerpo etérico para el desarrollo del cáncer es la inflamación. Los enfermos de cáncer han tenido menos inflamaciones febriles que los que no han tenido cáncer. Esta poca inflamación se refiere a una debilidad del sistema inmunológico y una falla en su respuesta defensiva.
Viscum, muérdago
Dentro del mundo vegetal, el muérdago se clasifica como una planta superior, es decir, en el grupo de las plantas que tienen flores y frutos. Los muérdagos necesitan una planta huésped porque les faltan los órganos para enraizar en la tierra. El árbol huésped introduce sus raíces en la tierra para tomar del reino mineral las sustancias y las fuerzas que necesita el muérdago. La falta de raíces auténticas asigna al muérdago una posición peculiar entre las plantas superiores, pues es una característica esencial de las plantas con flores y semillas que ya durante la maduración del embrión se desarrolle la raíz verdadera. En este sentido, los muérdagos son plantas que florecen sin desarrollar raíces verdaderas. En este sentido, para esta planta la rama es el suelo sobre el cual prospera.
Toda planta comienza el desarrollo y crecimiento de sus hojas, formando hoja tras hoja, cada una con el peciolo correspondiente, las hojas cambian paso a paso su forma y tamaño, lo que nos remitirá a la proporción áurea. No sucede lo mismo con el muérdago, a principios de su segundo año de vida, cuando se han desarrollado las primeras dos hojas, el muérdago detiene todo crecimiento del vástago, no aparecen más hojas ni tallos nuevos. Va a pasar casi todo un año sin que crezca el muérdago joven, la planta estará en estado de reposo aparente. En la primavera siguiente retoma su crecimiento. Desarrolla dos pequeñas hojas nuevas pero en forma semejante al año anterior, luego no se desarrollarán más hojas ni tallos. El muérdago desarrolla su vástago de manera diferente del resto del reino vegetal. En otras plantas superiores se observa cómo modelan en poco tiempo gran cantidad de hojas con las formas más variadas, las desarrollan y llevan hacia la luz del medio circundante. Esta luz solar aleja las plantas de la tierra y su fuerza de gravedad, las eleva hacia el espacio celeste. El muérdago no logra entregarse de esa manera al cosmos. Se priva del anhelo de expandirse en el espacio celeste. Su desarrollo se caracteriza por una fuerte inhibición que no es frecuente en el reino vegetal.
El muérdago trata de mantenerse lo más alejado posible de estos dos polos de la existencia terrenal. Se niega a hundirse en las profundidades de la tierra, tanto como a erguirse hacia el amplio espacio solar. No logra penetrar con la raíz. Por ello, su lugar está en lo alto de un árbol. El muérdago se detiene frente a las energías provenientes de la tierra. Moriría si debiera mantenerse con vida por su propia fuerza en la profundidad de la tierra. Le faltan raíces suficientemente desarrolladas para sobrevivir en el mundo mineral. No ha aprendido a valerse por sí mismo. Parece demasiado joven para la vida en esta tierra. Evita los dos grandes polos de formación de la vida terrenal y vive en su mundo particular. Crea su propio centro y su propio entorno. Expresión perceptible de este fenómeno es la forma perfectamente esférica de su mata que, lejos de la tierra, en lo alto del ramaje y a la sombra del follaje del sol, vive su existencia misteriosa.
Efectos terapéuticos
La terapia con Viscum Album fue producto de las investigaciones de Steiner en el campo de la ciencia espiritual. La apariencia exterior de una planta y las sustancias que produce son el resultado o la expresión de las potencias formativas etéreas que actúan en su interior. Por eso, cuando las sustancias vegetales se aplican con una finalidad terapéutica en el organismo humano provocan una reacción que se encuentra en una relación natural con el proceso vital de la planta. De este modo no solo interesa el agente activo y el efecto físico en el cuerpo del paciente, sino también la relación natural entre los procesos vitales de la planta y el cuerpo vital del paciente. Steiner presentó, luego de sus investigaciones, que el Viscum Album estimula el cuerpo vital del paciente para poner en movimiento los procesos de defensa inflamatorios dirigidos contra el tumor. Por otro lado, se refirió a los tóxicos de esta planta, que contrarrestan el crecimiento del tumor.
Sistema inmunológico
El sistema inmunológico cumple la función de mantener sano el organismo, diferenciando entre proteínas y células propias y extrañas, entre el “yo” y “no yo” biológico. Es capaz de reconocer como extrañas y matar las células atacadas por virus y células cancerosas. El papel más importante en la batalla contra el cáncer, lo cumple el sistema inmune innato, constituido por granulocitos, neutrófilos, eosinófilos, macrófagos y las células natural killer. El preparado medicamentoso de Viscum Album aumenta el número de granulocitos, neutrófilos y eosinófilos, importantes para la respuesta tumoral. Es por eso que el Viscum puede producir fiebre e inflamación por la proliferación de estas células del sistema inmune.
El sistema inmunológico cumple la función de mantener sano el organismo, diferenciando entre proteínas y células propias y extrañas, entre el “yo” y “no yo” biológico.
Retomando la pregunta inicial, ¿cómo podemos tomar al Viscum para evocar sus efectos curativos desde la psicoterapia?, hay algunas líneas de reflexión posibles.
Por un lado, esta misteriosa planta tiene sus particularidades con respecto a su crecimiento. Tiene ritmos propios, diferentes al resto del reino vegetal. Comienza su desarrollo, luego, lo detiene, permanece en un estado de reposo aparente. En algún punto, me lleva a pensar que para que una modalidad terapéutica posible acontezca, es necesario tener reposos en el proceso. Es decir ritmos de actividad y descanso marcados.
Por otro lado, la ubicación donde se desarrolla dicha planta, alejada de la luz solar y no pudiendo penetrar directamente en la tierra, es otro punto a tener en cuenta. Me evoca la imagen de un gran camino del medio y una poderosa inhibición de los polos. Esto, desde lo terapéutico, podría pensarse como apuntar al sistema rítmico y al sentir. Una vivencia en la tierra muy conectada con el sentir necesitan los enfermos de cáncer.
A su vez, la forma esférica y la creación de un mundo propio que conforma el Viscum, nos puede llevar a pensar en el acompañamiento de la construcción de un hogar personal e individual en la persona con cáncer.
Por último, el Viscum fortalece el sistema inmunológico, que a nivel biológico diferencia lo propio de lo ajeno. Es el sistema protector del Yo, el guardián de la individualidad. Desde lo psicoterapéutico, velar por esa diferencia a nivel psíquico espiritual parece fundamental. Lo cual, teniendo en cuenta la ley pedagógica, se realiza a través del propio Yo del terapeuta para poder acompañar el Yo de los pacientes.
En síntesis, podemos ser Viscum como terapeutas propiciando ritmos marcados de actividad y descanso en el proceso terapéutico, promoviendo una vida conectada con el sentir, buscando a cada paso la conformación de un espacio propio y personal y la diferenciación de esa individualidad con los otros para fortalecer el Yo del paciente.
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
- Glöckler, Michaela; Schürholz, Jürgen (2000). El cáncer y su tratamiento con la medicina antroposófica, Buenos Aires: Editorial Antroposofica
Sobre la autora
Maira Pirchio es Licenciada en Psicología (UBA). Se formó en el “International Anthroposophical Studies” en Goetheanum y en psicoterapia antroposófica en Buenos Aires, Argentina. Finalizando una Maestría en la Universidad Favaloro de Psiconeuroinmunendocrinología. Interesada en el estudio, aplicación e integración de las terapias complementarias antroposóficas y en los abordajes transdisciplinarios.
*Imagen de la artista: Mariposa, por Karina Polacek. Acuarela sobre papel, 56cm x 76cm. IG @karinapolacek